Quién tiene la culpa del cambio climático. Bajo el impulso de las actividades humanas, actualmente se “refuerza” el fenómeno del efecto invernadero. El nivel de gases de efecto invernadero en la atmósfera siempre ha estado sujeto a variaciones naturales en el pasado, pero las actividades humanas, en particular la forma de vida occidental, están causando hoy un calentamiento global de una magnitud y velocidad sin precedentes.
¿Qué es el efecto invernadero?
El efecto invernadero es un fenómeno natural que permite que parte de la energía producida por el sol quede retenida en la Tierra. Sin el efecto invernadero, la temperatura ambiente sería demasiado fría para sustentar la vida. La superficie de la Tierra absorbe la energía del sol, calentando la tierra y el agua, pero parte de esta energía se refleja y se redirige a la atmósfera y permanece atrapada allí.
La actividad humana es la causante de la producción excesiva de dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4, el óxido nitroso (N2O) y los halocarbonos (CFCs, HFCs, etc.). Los primeros son responsables de la intensificación del efecto invernadero y consecuentemente del calentamiento global. Y los últimos, si bien están controlados por el Protocolo de Montreal, son los que ocasionaron el agujero de la capa de ozono.
El problema somos nosotros
La principal actividad humana responsable del cambio climático es la combustión, particularmente de combustibles fósiles: petróleo, carbón y gas. Algunos sectores, como el transporte, la producción de electricidad y calefacción y las grandes industrias, dependen de este tipo de fuentes energéticas energías. Y se está haciendo poco para cambiar realmente esta situación. Quién tiene la culpa del cambio climático.
La respiración animal y humana y la fotosíntesis de las plantas forman naturalmente un ciclo que debería mantener la concentración de CO2 en la atmósfera relativamente equilibrada. Los bosques, junto con los océanos, son sumideros de carbono, capaces de absorber parte de las emisiones de GEI.
Sin embargo, al mismo tiempo que se emiten más GEI se talan los bosques y se contaminan los océanos. Esta deforestación masiva y al calentamiento de los océanos contribuye a incrementar el problema del cambio climático, ya que disminuyen los sumideros naturales. La reforestación podría ser una solución, pero debe ser planificada y basada en las especies autóctonas.
Los científicos alertan desde hace años de que es necesaria una limitación proactiva del calentamiento. Y eso es una realidad, puesto que estamos cayendo en un círculo vicioso, en el que el cambio climático acelera el propio cambio climático. Un ejemplo claro es que el aumento de las temperaturas provoca la desaparición del permafrost, lo que libera grandes cantidades de metano y aumenta el nivel de vapor de agua atmosférico, lo que provoca más calor.
¿Hay tiempo para reaccionar?
La comunidad internacional decidió en la COP15 de París que se debería limitar el calentamiento global a un máximo de 2°C. Para tener una posibilidad razonable de permanecer por debajo de este umbral ‘tolerable’, las cantidades de CO₂ y otros GEI que se emitan deben ser significativamente menores que las actuales.
Desde el inicio de la revolución industrial, las emisiones acumuladas no han dejado de crecer. Y lo más alarmante es que la mitad de los GEI actuales se han emitido desde 1970. Las emisiones antropogénicas aumentaron aproximadamente un 80 % entre 1970 y 2020. Y en la última década se ha experimentado el mayor crecimiento.
Se espera que para 2100 el planeta este completamente ‘descarbonizado’. Para ello no solo debemos detener la vorágine de emisiones crecientes actuales, sino que debe comenzar un descenso real de las mismas. Porque cuanto más esperemos, peor será el daño y más irreversibles sus consecuencias. Quién tiene la culpa del cambio climático.