Esta publicación es una importante fuente de datos que permitirá prever el aumento de temperaturas y detectar el modo en que el cambio climático afectará a las regiones árticas. Se espera que también sirva para promover «la concienciación sobre su importancia medioambiental y significación global», indicó Máire Geoghegan-Quinn, comisaria europea para Investigación, Ciencia e Innovación.
El atlas recoge detalles sobre los recursos de suelos circumpolares, que influyen en la agricultura, la gestión forestal y la planificación de usos del suelo, entre otros. Pero también recopila el origen y las principales características de los distintos tipos de suelo de la zona analizada, los posibles efectos del cambio climático en los suelos cubiertos por hielo permanente y su «papel decisivo» en el clima y en los ciclos de carbono.
El carbono orgánico es, precisamente, la mayor reserva terrestre de carbono. Las regiones árticas son un importante sumidero de carbono. Por ello, se estima que estas zonas se calentarán más rápido que el resto del planeta. El aumento de la temperatura inicia la descomposición de la materia orgánica, que en el caso del suelo genera emisiones de CO2 y metano.
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