Un presupuesto de carbono mide la cantidad de CO₂ que producen la industria, los hogares y todos los demás sectores de la economía para calcular cuánto deben reducirse las emisiones en el futuro. El objetivo es alcanzar las emisiones netas cero, es decir, lograr un equilibrio entre el carbono liberado a la atmósfera y el eliminado.
Los presupuestos de carbono tratan de equilibrar un aumento de las emisiones en un sector, como la agricultura, con las correspondientes reducciones en otro.
Pueden ayudar a limitar el calentamiento global porque los presupuestos de carbono vinculan la tasa de emisiones al aumento adicional de la temperatura y pueden ofrecer un enfoque escalonado para alcanzar los objetivos climáticos.
Además, ayudan a medir la eficacia de las medidas de reducción de gases de efecto invernadero (GEI), como el uso de fuentes de energía renovables, llevando en cuenta factores de mitigación como las iniciativas de captura de carbono o los planes de reforestación.
Nuevos presupuesto de carbono para Cataluña
El Comité de Expertos sobre el Cambio Climático (CECC) ha entregado al Gobierno de Cataluña la primera propuesta de presupuestos de carbono. Esta es una herramienta pionera en Cataluña y en todo el Estado que debe permitir alcanzar el objetivo de neutralidad climática en 2050 teniendo en cuenta criterios de viabilidad técnica y económica de la realidad catalana.
Los presupuestos de carbono recomiendan el volumen total de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que Cataluña puede emitir entre 2021 y 2035, una cifra que se ha fijado en 403 megatones de CO2 equivalente, y que supondría una reducción del 67% en 2035 respecto a 1990. Esta cifra se ha determinado en línea con las indicaciones de la ciencia para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. El CREAF tiene dos miembros dentro del CECC y ha llevado la coordinación técnica, por lo que es un hito que celebramos.
Los presupuestos de carbono nos permiten planificar, establecer prioridades, hacer seguimiento y exigir coherencia en la acción. Nos obligan a asumir que no hay margen para la ambigüedad ni para el retraso. Reconocemos que la transformación debe ser compartida: implica la responsabilidad de toda la sociedad, de las fuerzas políticas, de las instituciones y del tejido económico», explica Melodia Tamayo, Responsable técnica para trabajar con el Comité de Personas Expertas sobre el Cambio Climático de Cataluña.
¿Cuántas emisiones de GEI deben reducirse en Cataluña?
Los presupuestos de carbono plantean una reducción media anual del 8% de las emisiones de GEI desde 2021 hasta 2035, contrastando con la media anual entre 2015 y 2019, que se situaba en un incremento del 1% de las emisiones, o con la reducción del 0,2% en 2022 (último año con datos disponibles).
La propuesta de presupuestos de carbono supone una reducción del 67% de las emisiones en 2030 respecto a 1990, una cifra superior a la planteada en el borrador del Plan Integrado de Energía y Clima de Cataluña 2030 (PINECCAT30), que propone una reducción del 29% de las emisiones respecto a 1990. Este plan deberá establecer los hitos de la transición energética para 2030 en el camino hacia la neutralidad climática.
Para alcanzar este objetivo, según el CECC, se requieren políticas públicas ambiciosas en energía, movilidad y fiscalidad verde, inversiones prioritarias en energías renovables, transporte público y colectivo, rehabilitación de edificios, políticas enmarcadas en procesos de participación ciudadana y empresarial que fomenten modelos de consumo sostenibles y una transición ecosocial justa.
«Los presupuestos de carbono para Cataluña suponen un paso importante para el país en su conjunto, no solo en la parte puramente técnica de objetivos numéricos a alcanzar, sino porque para llegar a estos hitos de descarbonización, hay que plantearse muy seriamente cambios estructurales socioeconómicos desde ahora mismo.
Estos cambios implican dejar de confiar en la inercia actual, para pasar a tener una actitud activa y realmente comprometida de toda la sociedad, no solo políticos y activistas, sino agentes sociales, empresas y, sobre todo, los principales sectores económicos», Jordi Solé, investigador en el ICM-CSIC y en el CREAF.
Un presupuesto para cada sector
El informe del CECC establece los presupuestos de carbono globales y desagregados en siete sectores (transporte, industria, energía, agricultura, residencial, residuos y servicios) y estructurados en períodos de cinco años desde 2021 hasta 2035 para guiar la acción climática en Cataluña. Entre 2026 y 2030 se deberían reducir un 45% las emisiones respecto a 2022, y hasta 2035 deberían reducirse un 69% respecto a este mismo año (lo que equivale a una reducción del 67% respecto a 1990).
Los presupuestos de carbono consideran que los sectores que enfrentan un reto más relevante son:
- El sector del transporte, que representa el 32% de las emisiones actuales, deberá reducir un 72% las emisiones en 2035 respecto a 2022. Las propuestas del CECC se centran en la electrificación del vehículo privado, el aumento del uso del transporte público y la movilidad activa (a pie o en bicicleta), el fomento del transporte de mercancías en tren, la planificación territorial y urbana y la implantación de políticas de vivienda que faciliten la contención de la movilidad y la reducción de los viajes en avión a favor del tren.
- El sector de la industria, que emite el 28% del total actual, deberá reducir las emisiones hasta un 65%. Podría hacerlo, según el CECC, con la reducción global de la demanda de productos en general, la reducción del consumo energético y la eficiencia en la producción, el uso de energías renovables y el desarrollo de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
- El sector de la energía, que representa el 13% de las emisiones actuales, deberá reducir el 91% de las emisiones. Lo hará, fundamentalmente, gracias al incremento sustancial de las energías renovables y sustitución de la generación con gas y diésel. Dado que este sector afecta transversalmente a todos los demás, los presupuestos de carbono contemplan la reducción de la demanda energética a través de diversas vías, incluyendo la intensificación de la rehabilitación energética de viviendas, el decrecimiento turístico a favor de otros sectores económicos menos intensivos en CO2, y la reorganización del modelo de generación, por ejemplo, con el impulso de las comunidades energéticas y el autoconsumo compartido.
«No se trata (solo) de electrificar todos los procesos que hasta ahora dependen de los fósiles, sino de trabajar de manera consciente por la reducción del consumo de energía y materiales», añade Margalef.
El CECC hace esta apuesta para no poner en riesgo la economía y el bienestar de la sociedad presente ni de las generaciones futuras, anticipando las reducciones que se requerirán para el período 2036-2050 y señalando que, cuanto más se retrase la descarbonización, más costosa y menos preparadas estaremos para adaptarnos a una economía verde y competitiva.
El CECC remarca que dilatar en el tiempo la reducción más intensa de emisiones generaría unos esfuerzos excesivos para los diferentes sectores y generaciones futuras, pérdida de competitividad y riesgo de disrupciones sociales. Por estos motivos, conviene hacerlo con más tiempo y de manera gradual.
Además de garantizar una transición efectiva y justa para la ciudadanía y todos los sectores sociales y económicos hacia una economía próspera y descarbonizada, la propuesta presentada cumple con criterios de justicia climática para el logro de los objetivos globales de reducción de emisiones de GEI. El enfoque de justicia climática permite entender cuál debería ser la aportación justa de cada territorio al objetivo global común, sobre la base de los principios de igualdad, responsabilidad, capacidad y derecho al desarrollo.
Los presupuestos de carbono incluyen todos los GEI (CO2, CH4, N2O y gases fluorados) y se han elaborado con datos oficiales disponibles, modelos prospectivos propios, consultas a los actores económicos y con la investigación científica disponible.
¿Qué son estos presupuestos y cómo afectarán a Cataluña?
Los presupuestos de carbono son una herramienta de planificación prevista en la Ley catalana 16/2017 del cambio climático. Por lo tanto, son un requisito necesario y que, independientemente del gobierno que tengamos, marcarán la dirección en términos de política climática.
Un presupuesto de carbono define la cantidad de GEI que se puede emitir a la atmósfera en un período concreto de tiempo. Para calcularlo, hay que tener en cuenta las emisiones totales del territorio, en este caso Cataluña, y los objetivos marcados para alcanzar la neutralidad climática.
Con esta información se marca el camino a seguir por los sectores clave de la economía, y se puede ir haciendo control y seguimiento, por lo que es un elemento clave, útil para planificar cualquier política, pero restrictivo a la vez, ya que establece de manera rigurosa los límites.
La propuesta de presupuestos de carbono entregada ha sido elaborada por encargo de la Generalitat a un comité de personas expertas. Ahora, el mismo gobierno debe evaluar la propuesta y adaptarla según sus criterios para presentarla al Parlamento de Cataluña para su aprobación.
Si los presupuestos finales se alejan mucho de lo que el CECC ha propuesto, se deberá justificar. Una vez aprobados, los planes hechos hasta ahora, o los de futuro, como el PINECCAT30 o la PROENCAT 2050, , deberán ajustarse a los resultados del presupuesto final de carbono.