El proyecto de candidatura de la ciudad de Donostia, elegido finalista para representar a Europa como capital cultural en 2016, contempla la reducción de las emisiones de CO2 en un 20% para el año 2020, así como la compensación del CO2 generado. Este reto ambiental permite lanzar un mensaje coherente de compromiso y de convivencia con el entorno.
Para la consecución de objetivos, Donostia-San Sebastián a través de un acuerdo de colaboración con la Sociedad de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, Ihobe, a principios de este año 2011,ha elaborado una estrategia de ambientalización del proyecto finalista para antes, durante y después de 2016.
El acuerdo de colaboración se enmarca en las líneas de trabajo llevadas a cabo en el marco de Udalsarea 21, en la que Donostia-San Sebastián es miembro desde el 2002, habiendo participado activamente en los trabajos relacionados con el cambio climático como han sido los Ekitaldes, o proyectos de carácter innovador en el ámbito de la adaptación al cambio climático.




















