La Comisión Europea ha confirmado que adelantará a finales de 2025 la revisión de los objetivos de reducción de emisiones de CO₂ para automóviles y furgonetas, inicialmente prevista para 2026. Lo ha anunciado la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, en una carta enviada a los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea antes de una cumbre de esta semana en Bruselas que se prevé controvertida. El sector del automóvil ya contaba con el adelanto de la revisión, anunciado hace unos meses y prevé una ‘flexibilización’ de los objetivos, Mercedes-Benz ya lo hizo público ‘es imposible cumplirlos’.
Por otro lado España y Francia son de la opinión de que no se deben cambiar un ‘ápice’ los objetivos marcado para 2025 y quieren potenciar el coche eléctrico ‘Made in Europe’.
Dos puntos ‘clave’:
- Los países europeos rechazan que se favorezca a los vehículos híbridos enchufables por ser un ‘fraude’.
- Francia y España proponen ayudas a las empresas para llegar al consumo de vehículos eléctricos propuesto para 2035.
Francia y España piden mantener veto a coches con CO2 en 2035 y apoyar producción en la UE
Francia y España pidieron mantener el calendario europeo que prevé el fin de la venta de vehículos con emisiones de CO2 en 2035, pero propusieron acompañarlo con medidas de apoyo a la industria automovilística que invierta y fabrique en la Unión Europea.
«El futuro de la industria automovilística europea será eléctrico«, subrayan Francia y España en un documento conjunto remitido al Consejo de Medioambiente de la Unión Europea con el título «Mantener el rumbo hacia los vehículos de cero emisiones en 2035 es indispensable«.
El escrito, que fue presentado este miércoles a puerta cerrada durante la reunión de los ministros de Medio Ambiente de los Veintisiete, se conoce un día después de que la Comisión Europea anunciara que adelantará a finales de este año la revisión de los estándares de emisiones de CO2 que prohíben a partir de 2035 la venta de nuevos coches y furgonetas que emitan dióxido de carbono respecto a la fecha prevista inicialmente en 2026.
«Francia y España consideran (…) que la revisión prevista debe preservar el objetivo de 2035 y la ambición medioambiental de la trayectoria de reducción de CO2 que lo sustenta«, dicen.
Ambos Estados miembros insisten en que no se deben habilitar subterfugios que permitan escapar al «objetivo de ‘cero emisiones’ para 2035«, y rechazan, como sugiere parte de la industria, que se favorezca a los vehículos híbridos enchufables, que «funcionan principalmente en modo térmico».
Ayudas para los vehículos ‘Made in Europe’
Los Gobiernos francés y español, no obstante, reconocen que para alcanzar el objetivo fijado para la automoción «son necesarias medidas adicionales«, ya que el sector «se enfrenta a un ritmo de electrificación inferior al esperado y a una creciente presión sobre las inversiones, mientras que la industria de otros países avanza más rápido en la electrificación«.
«El reglamento revisado debe modificarse para garantizar que proporcione un entorno propicio para que las empresas europeas inviertan en la electrificación de su producción industrial en Europa. A tal fin, deben establecerse flexibilidades, pero únicamente para apoyar al sector en la consecución de sus objetivos de 2030 y 2035«, señalan.
Estas flexibilidades «podrían adoptar la forma de una contabilización preferencial («supercréditos») para los vehículos que cumplan los objetivos de contenido europeo», de forma que fomenten «la reducción de CO2 asociada a la producción de estos vehículos en Europa, en comparación con la reducción más intensiva en carbono observada en terceros países«, añaden.
Francia y España creen que la medida «apoyaría a los fabricantes que produzcan y obtengan suministros en Europa y garantizaría que la transición hacia los vehículos eléctricos beneficie a las industrias y a los trabajadores europeos«.
Además, proponen una ampliación de cinco años del período de adaptación a las normas de emisiones de CO2 para las furgonetas, entre otros puntos, ya que las versiones eléctricas no se venden al ritmo deseado y «los fabricantes no deberían ser penalizados por una demanda insuficiente«, concluyen. EFE / ECOticias.com















