“Durante los últimos 50 años, la productividad y la biodiversidad de esta bahía prácticamente han desaparecido debido a la contaminación. Las poblaciones de Quintero, Ventanas y Puchuncaví, en la provincia de Valparaíso, son las más gravemente afectadas.”
¿Una buena idea?
El parque industrial de Ventanas fue fundado en 1961 como parte de una campaña gubernamental de “desarrollo productivo.» Una fundición de cobre fue el proyecto principal del área. Desde el establecimiento de la zona industrial, la contaminación se ha intensificado de manera constante.
El suelo fue el primero en morir y con él desaparecieron plantas, flores y árboles nativos de la región. Un área que ha sido históricamente productora de frijoles, lentejas, guisantes y trigo, quedó completamente devastada y sin vida.
Los pobladores recuerdan que hace solo 20 años la tierra era muy fértil. Se podía encontrar agua subterránea a sólo seis metros por debajo de la superficie. Hoy en día, hay que cavar un mínimo de 12 metros, cuando no hasta los 25 para encontrarla y muchas veces ya está contaminada.
Adiós pesca, cultivos, turismo…
En el pasado, la bahía de Quintero-Ventanas era muy activa y de ella se sacaban miles de kilos de sepias Ahora, sólo permanecen unos pocos puestos pequeños y algunas tiendas, que apenas sobreviven con la exigua pesca. Los restaurantes están vacíos y el número de visitantes ha disminuido drásticamente.
En Ventanas ya quedan ni rastros de los años de auge. Ahora, sólo hay silencio y contaminación. La lluvia ácida debida a las emisiones de las centrales eléctricas ha quemado la tierra. Entre 1964 y 2007, la superficie cultivada con cereales y tubérculos se redujo en un 99 por ciento.
La bahía pasó de ser un destino de verano visitado por cientos de turistas, a convertirse en un depósito de residuos químicos. Ya prácticamente nadie se arriesga a bajar a la rivera, donde la arena oscurecida por el carbón da un tétrico aspecto al lugar.
Solo contaminación
Hoy en día hay 14 industrias que operan en la costa, incluyendo varias fundiciones de cobre, plantas de cemento y cuatro termoeléctricas alimentadas por carbón y coque; éste último es un residuo derivado de los procesos de craqueo del petróleo, que resulta barato pero altamente cancerígeno.
El del 24 de septiembre de 2014, sucedió el primero de una serie de derrames de petróleo que contribuyeron a contaminar aún más la bahía. El segundo se produjo en agosto de 2015 y el último tuvo lugar en mayo de este año, cuando una nave comenzó a filtrar aceite por la rotura de una manguera.
Y las gentes del lugar siguen callando porque los puestos de trabajo son pocos y mal pagados, pero resultan su única fuente de recursos. Hasta ahora ha habido muchas promesas, pero la contaminación sigue siendo la constante en Bahía Quintero Ventanas.