“Hillary Clinton suele enorgullecerse públicamente del trabajo de la Fundación Clinton, pero en Colombia se preguntan por qué, ya que en dicho país no se ven resultados tangibles y se les acusa de “explotar la pobreza para conseguir dinero” y permitir la contaminación medioambiental.”
Desde que Bill Clinton estableció la fundación a finales de 1990, la organización ha recaudado casi 2 billones de euros de gobiernos extranjeros y varios donantes ricos, para hacer frente a los problemas de desarrollo y de salud a nivel mundial y Colombia debería ser el mejor ejemplo de sus logros por varias razones.
La zona cero de la guerrilla ha recibido considerable atención y se supone que dinero, desde hace tiempo. Los Clinton han visitado el país a menudo y disfrutan de una estrecha relación con los miembros del partido gobernante y en el país, el financiero canadiense Frank Giustra (uno de los mayores benefactores de la Fundación) tiene vastas propiedades de explotación de petróleo y gas natural.
La realidad es que muchos de los «éxitos» en Colombia que se promocionan en la página web de la fundación, según varios líderes laborales y activistas ecológicos son un fraude, ya que las acciones u omisiones de la Fundación causaron daños al medio ambiente, promovieron el desplazamiento de comunidades indígenas y ayudaron a concentrar una mayor proporción de los recursos energéticos y mineros de Colombia en manos de Giustra.
Trabajadores esclavos
Frank Giustra está detrás de la empresa energética Pacific Rubiales. Los activistas y sindicalistas acusan a dicha organización de violar sistemáticamente los derechos humanos y de ser prácticamente un campo de concentración para los trabajadores.
Con pésimas condiciones de vida y laborales, los empleados eran vigilados por gente uniformada y perteneciente a unidades paramilitares que estaban al servicio de quienes les pagaban (la energética) con la anuencia de la Fundación Clinton.
Puerto Bahía
Una de las principales empresas de Frank Giustra en Colombia está en la isla de Barú, en la Bahía de Cartagena: El gran proyecto de desarrollo portuario está separado de la carretera por una cerca de alambre de púas y guardias de seguridad armados y los únicos signos visibles del proyecto son unos enormes tanques de almacenamiento de petróleo.
Los residentes de la zona viven en extensos barrios de chozas de madera y hormigón; la promesa de trabajos inicialmente les dio esperanza, pero las condiciones de trabajo eran sumamente peligrosas (murieron varios obreros) y los salarios ínfimos.
¿Vale todo?
Según los activistas, las empresas que patrocinan a la Fundación se han dedicado sistemáticamente a contaminar el Medio Ambiente y a utilizar a los pobres para generar ganancias, ante la indignación general de las poblaciones afectadas y la total indiferencia de las autoridades. Las denuncias caen en saco roto y la Fundación sigue auto promocionándose y apoyando a sus benefactores, al costo que sea.