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jueves, septiembre 28, 2023

Mark López gana el premio ambiental Goldman 2017

Con estas palabras celebra MarK López, de 31 años, pertenecer a la tercera generación que lucha contra la contaminación de plomo, arsénico y otros elementos tóxicos provocada durante años por una fábrica de reciclaje de baterías viejas llamada Exide ubicada en el Este de Los Ángeles.

“¿Ustedes creen que tenemos que tener veneno en el aire que respiramos o el agua que tomamos? No, por supuesto que no. Es así de fácil. Si eso lo pueden entender mis hijas Xole y Lula que solo tienen 3 y 5 años, yo no sé porque no lo pueden entender también las autoridades estatales estadounidenses. La lucha ambiental es una lucha por la justicia social, por un ambiente sano para todos”.

Con estas palabras celebra MarK López, de 31 años, pertenecer a la tercera generación que lucha contra la contaminación de plomo, arsénico y otros elementos tóxicos provocada durante años por una fábrica de reciclaje de baterías viejas llamada Exide ubicada en el Este de Los Ángeles.

Por liderar y aglutinar a casi 1,000 personas de diferentes comunidades de Los Angeles contra esa empresa, él recibe hoy el Premio Ambiental Goldman 2017, uno de los máximos galardones mundiales en protección de la naturaleza. Este honor se entrega esta noche en una gala en San Francisco.

Tres generaciones de lucha y contando

Desde el año 2000, Exide se apoderó de las instalaciones de una vieja planta que había estado en funcionamiento desde 1922 con actualizaciones y reparaciones mínimas. Su llegada marcó un importante aumento en la cantidad de material procesado en el lugar, generando un incremento considerable deemisiones peligrosas para las personas.

Según cuenta López, se trata de comunidades pobladas de inmigrantes y personas humildes que sufren el alto tránsito de vehículos y los barcos y transporte desde y hacia los puertos de Los Ángeles y Long Beach. La mayoría -o muchos de ellos- vive ahí a pesar de la contaminación porque es lo que pueden costear (o al menos eso es lo que creen y se sienten confinados a esta localidad).

Estas condiciones de suciedad y de toxicidad en el aire que respiran estos pobladores diariamente en sus hogares, escuelas y parques, se ha traducido por mucho tiempo en alergias, problemas respiratorios moderados y severos en muchas personas y hasta retardo en el aprendizaje de muchos niños. Está comprobado que el plomo afecta al desarrollo cognitivo de estos pequeños. “Este es un daño que ha afectado a generaciones completas”, López.

Además, López también cuenta que existe una línea de investigación cada vez más robusta que relaciona la contaminación atmosférica con plomo y arsénico con el incremento de conductas violentas en quienes estén expuestos a ellas. Se cree que este tipo de toxicidad podría tener un i mpacto nocivo en en el control de los impulsos en el cerebro.

Tras una investigación federal, en marzo de 2015, la empresa Exide acordó cerrar la planta recicladora en la zona, pero no se dio a la tarea de limpiar la contaminación más allá del sitio de la fundición. Por eso, López y su organización East Yard Communities for Environmental Justice se dieron a la tarea de tocar puerta por puerta para informar a la comunidad sobre los peligros de la contaminación por plomo.

Así fue como poco a poco Lopez y la organización se ganó la confianza del pueblo para plantear una demanda ante el Departamento de Control de Sustancias Tóxicas de California (DTSC, por sus siglas en inglés) para que se expandiera y mejorara el monitoreo de tóxicos en una mayor cantidad de hogares aledaños a la recicladora de baterías hasta llegat a a un radio de pruebas de 1,7 millas alrededor del sitio de la fundición.

Esta información fue la que sirvió como evidencia para que en abril de 2016, el gobernador Brown finalmente aprobara una partida de $176,6 millones para la prueba y limpieza de los hogares afectados.

“Tenemos 30 años en esta lucha que es de mi mamá y también de mi abuela. Uno sabe que es una lucha larga y de años y cuando empieza sabe que los resultados los disfrutará la generación siguiente. Pero vale la pena, porque esa generación siguiente es la familia de uno y es su tierra”, destacó.

Actitud diaria… victoria segura

Con voz pausada y alegre, López asegura que para ayudar al planeta no se necesita hacer nada extraordinario, sino que es algo que todos podemos y tenemos que hacer cada día, con compromiso y cambios puntuales en la vida cotidiana.

“¿Sabe qué? Si me pregunta cuál es el éxito de una lucha yo diría que está en la convicción de quien la da. Yo creo las mejores luchas y las más efectivas empiezan con un vecino hablando con otro vecino. Conversando de los problemas de la vecindad. Cuando ellos hacen llamados, cartas y se organizan porque hay algo en común que les pertenece y les importa. Así es como esa vecindad crece y avanza en la lucha”, indica a Univision Noticias.

López asegura que no fue, como algunos creen, que un día su abuela y su mamá se levantaron de mal humor viendo a ver a quien culpaban por las enfermedades del barrio.

Ellas visitaron la planta Exide y cuando entraron les pusieron un montón de equipamiento de prevención de la salud. “Aquí todo está sano, no se preocupen. No hay riesgo”, les dijeron. Pero los problemas empezaron cuando preguntaron: “entonces, ¿por qué debemos cubrirnos con tanta cosa si es seguro y sano?, les dijeron ellas.

La respuesta fue el silencio. Y el deseo de comenzar lesa lucha nació allí mismo, cuando al ver a su alrededor, los trabajadores del lugar no tenían ninguna protección como la que les habían ofrecido a ellas. “Mi abuela siempre dice que una empresa que no se preocupe siquiera por la salud de sus trabajadores no puede interesarse mucho en la salud de la comunidad que le rodea tampoco”, fue así como empezó todo, asegura el nuevo premio Goldman. Para él, es un asunto de no ser ni hacerse los indiferentes ante los daños al ambiente y a las personas.

Sobre las amenazas a su trabajo López reconoce tranquilamente. “Sé que algunos políticos por ahí andan investigando de dónde saca dinero la organización nuestra. Pero no hay temor alguno. La organización está apoyada por la propia comunidad afectada y por instancias que dan becas porque saben que lo hacemos lo hacemos bien y que lo hacemos justa y limpiamente”, prosigue.

“El plomo y el arsénico son venenos. Su presencia en la sangre, por mínima que sea, es dañina para el cerebro y las emociones. A veces uno oye a personas decir que en esas comunidades del este de Los Ángeles la gente no se quiere superar, pero quizás olvidan que hay generaciones completas que han sufrido esta contaminación y que quizás eso explica un poco porque no han avanzado como es posible”, reflexionó.

Al preguntarle por la reactivación popular de la lucha ambiental en EEUU tras los anuncios y propuesta del gobierno de Donald Trump, López hace una pausa y dice. “Sí, es verdad que hay razones para decepcionarse y decaer a veces en la lucha ambiental. Aquí con el Estado son puras fallas. Cada vez que pensamos que estamos avanzando con nuestra iniciativa nos encontramos otros problema: uno tras otro. Pero cuando me siento así pienso que en el pasado también hubo luchas así o peores y que algunas se ganaron. Solo sabremos si la nuestra también si seguimos luchando, ¿no le parece?”, acotó. Y prosiguió: “Yo de verdad creo que la victoria se encuentra cuando somos capaces de tener comunidades fuertes y comprometidas que se mantienen firmes”.

Lopez espera que el premio ayude a difundir más su lucha y a inspirar a otros en que sí se puede.

El Premio Medioambiental Goldman fue creado en 1989 por los difuntos líderes cívicos y filántropos Richard y Rhoda Goldman. Un jurado internacional selecciona a los ganadores del premio a partir de nominaciones confidenciales presentadas por una red internacional de organizaciones medioambientales e individuos.

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