En febrero Chicago implementó un impuesto en las bolsas desechables que la gente usa en tiendas y supermercados. En la actualidad, los consumidores pagan siete centavos cada vez que piden una. Según los resultados del estudio, la ciudad ya ha registrado una reducción en el uso de bolsas de plástico.
Con frecuencia, las elecciones de los consumidores se toman en torno a la ‘aversión a perder’, concepto que se refiere a cuando las personas experimentan una pérdida más fuertemente que una adquisición. En Chicago esto se podría traducir en una reducción bastante significativa en el uso de bolsas desechables de plástico, según un nuevo estudio encabezado por la profesora Tatiana A. Homonoff, de la Universidad de Nueva York.
En febrero Chicago implementó un impuesto en las bolsas desechables que la gente usa en tiendas y supermercados. En la actualidad, los consumidores pagan siete centavos cada vez que piden una. Según los resultados del estudio, la ciudad ya ha registrado una reducción en el uso de bolsas de plástico. Aunque los datos del estudio —el cual fue encargado por la ciudad en asociación con ideas42 y el Laboratorio de Energía y Ambiente de la Universidad de Chicago— fueron obtenidos sólo durante el primer mes después de que el impuesto fue implementado, los resultados muestran un cambio en la conducta de consumidores.
Antes de que el impuesto fuera vigente, un 82% de los 14,168 consumidores en el estudio usaron por lo menos una bolsa desechable en cada compra. En cuanto se agregó el cargo adicional, sólo un 49% dijo que había optado por usar una bolsa desechable, un descenso de un 33% en ese primer mes. Mientras tanto, el uso de bolsas reutilizables se incrementó en un 20% después de que se agregó el impuesto. Las investigaciones sugieren que una recompensa financiera por traer una bolsa reutilizable no sería tan convincente como un cargo aplicado por pedir una bolsa de plástico. “La gente cambia sus hábitos más cuando están perdiendo dinero que cuando lo están ganando”, dice Homonoff.
Otras cuatro ciudades estadounidenses — Washington DC, Los Ángeles, San Francisco y Seattle— también han aprobado leyes que cobran impuestos por bolsas para llevar comestibles. Homonoff también ha estudiado el impuesto sobre bolsas en Washington DC, primer lugar en aprobar este impuesto en 2010. La académica observa que la respuesta en la capital es parecida a la de Chicago. “En cuanto se implementó, notamos una reducción brusca sin ningún rebote grande… después de una reducción en el uso de bolsas desechable, [tal uso] se estabilizó y se mantuvo en un nivel bajo”.
El impuesto de Chicago aún es bastante nuevo y Homonoff dice que habrá estudios de seguimiento. A lo largo de los últimos años, varias ciudades estadounidenses han eliminado las bolsas de plástico o han revocado prohibiciones existentes de ellas. Aunque reducir nuestra huella en cuanto a bolsas de plásticos evitará que éstas entren a la corriente de desechos, con frecuencia las restricciones propuestas han tenido una fuerte oposición. Por ejemplo, en 2007 un cabildero de Maryland afirmó que un impuesto en bolsas era esencialmente “antiestadounidense”, ya que les quitaría opciones a los consumidores.
Una polémica parecida surgió en cuanto a impuestos en artículos como las gaseosas, por ejemplo. Estas han sido criticadas por afectar de manera desproporcionada a las comunidades de bajos ingresos, ya que éstas tienden a comprar más gaseosas. ¿El impuesto en bolsas podría ser una preocupación particular para las comunidades vulnerables? “Diferentes ciudades han creado políticas que abordan esta preocupación yhan tratado de hacer que la carga en poblaciones de bajos ingresos sea lo más limitada posible”, dice Homonoff. Por ejemplo, las policías en Chicago, Los Ángeles y San Francisco eximen a los residentes que usan vales de comida (de los programas alimenticios SNAP o WIC) de pagar impuestos en bolsas de plástico. “El próximo paso también debe incluir esfuerzos de hacer que las bolsas reutilizables sean más accesibles en estas comunidades”, agrega Homonoff.