La respuesta al dilema entre desarrollo de los pueblos o la conservación del medio ambiente debe lograrse con un equilibrio, y en ello se empeña Ecuador, aseguró una fuente gubernamental.
En entrevista con Prensa Latina, la ministra de Patrimonio María Fernanda Espinosa, explicó que la administración del presidente Rafael Correa logró imbricar ambos desafíos en la iniciativa Yasuní ITT.
De acuerdo con la titular, si bien es necesario preservar la salud del planeta, también es un imperativo responder a las necesidades de poblaciones empobrecidas por el modelo económico imperante, por el neoliberalismo, por el capitalismo salvaje.
«Cómo responder a esas necesidades de salud, de educación, de vivienda, de bienestar mínimo, y a la vez establecer un umbral de respeto a los espacios vulnerables medioambientales», preguntó la ministra, quien asiste en esta ciudad a la XVII conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático.
Es en esa compatibilidad que se inscribe Yasuní ITT, cuya esencia es dejar bajo tierra el 20 por ciento del total de las reservas petroleras de Ecuador, que ascienden a casi 900 millones de barriles.
El bolsón que se trata de preservar está bajo el parque nacional más importante del país en la región amazónica, una reserva de biosfera y refugio del pleistoceno.
Según Espinosa, es una de las zonas con más alta diversidad biológica del planeta, donde viven comunidades indígenas y pueblos en aislamiento voluntario, entre ellos los Huaorani, los Tagareni y los Feromenani,
Y la decisión del gobierno ecuatoriano, afirmó la titular, es no extraer ese petróleo, a cambio de un mecanismo de compensación de la comunidad internacional.
Para eso fue creado un fondo fiduciario, administrado por las Naciones Unidas, de manera que todos los recursos que ingresen a ese fondo serán utilizados en varios ámbitos. El primero, enumeró Espinosa, la recuperación de áreas degradadas y reforestación, seguido del mantenimiento de 45 áreas protegidas, y el pago de la deuda social, sobre todo con las poblaciones amazónicas, de donde ha salido el petróleo durante 50 años.
«Sin embargo, pese a las extracciones, allí no ha habido inversión, y existe un alto nivel de pobreza», acotó la ministra.
Parte de los fondos también serían destinados al fomento de la ciencia y la tecnología, y al desarrollo de energías renovables.
«Un cambio total de la matriz energética», resumió la funcionaria.
Según cálculos, si Ecuador explota ese petróleo tendría acceso directo a cerca de ocho mil millones de dólares, al valor presente neto.
«Nosotros decimos que en el lapso de 13 años, podríamos mantener un fondo fiduciario por la mitad al menos, tres mil 600 millones de dólares, con cooperación y contribuciones internacionales», precisó.
Si bien la iniciativa está en pie, hasta ahora no logró los fondos necesarios, aunque se está alimentando paulatinamente.
«Somos optimistas, es la única iniciativa de mitigación voluntaria de un país exportador de petróleo y megadiverso como Ecuador, que está sobre la mesa», enfatizó.
Ante estos desafíos, la administración de Correa ha tenido que navegar en algunos casos con vientos en contra, ya que el país posee un movimiento indígena muy diverso.
«Porque hay organizaciones indígenas muy serias que realmente están preocupadas por el devenir y el futuro de sus pueblos, pero hay otras que están interesadas en hacer oposición política, o en utilizar su plataforma para réditos personales», aseveró la ministra.
Pero -apostilló- el gobierno trabaja de la mano de la mayoría de los sectores sociales del país.
«Estamos a la escucha de ellos, ellos son nuestros mandantes como dice el presidente Correa, así es que trabajamos para ellos», concluyó.
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