Ese hecho significó un hito en la lucha contra la destrucción de la selva amazónica y supuso un freno a la alarmantes cifras de deforestación que asolaban la región a mediados de la pasad década.
Extendiendo la moratoria, los reyes de la soja están respondiendo positivamente a las demandas de sus clientes, que quieren soja que no proceda de la deforestación, y están escuchando al Gobierno y la sociedad civil.
Greenpeace da la bienvenida a la prolongación hasta final de este año del acuerdo conocido como “moratoria de la soja”, un compromiso del sector productor de soja de Brasil que en 2006 acordó no comprar soja a los agricultores implicados en la deforestación.
Ese hecho significó un hito en la lucha contra la destrucción de la selva amazónica y supuso un freno a la alarmantes cifras de deforestación que asolaban la región a mediados de la pasad década.
La decisión llega justo un par de meses después de que el Gobierno brasileño anunciase un aumento del 28% en las tasas de deforestación de la Amazonia. Este dato oficial de aumento de la deforestación ha sido el primero desde que el Congreso brasileño cambiara la legislación forestal y los usos de la tierra, el denominado Código Forestal, normativa que ha sido modificada tras la enorme presión ejercida por el sector del agronegocio durante 2012.
“Extendiendo la moratoria, los reyes de la soja están respondiendo positivamente a las demandas de sus clientes, que quieren soja que no proceda de la deforestación, y están escuchando al Gobierno y la sociedad civil. Aunque el sector se había comprometido a frenar la expansión de la soja en la Amazonia, ha quedado claro que los desafíos y los riesgos son todavía enormes”, ha declarado Paulo Adario, coordinador del Grupo de Trabajo de Soja en Brasil y Consejero de Greenpeace Internacional en temas forestales.
Bajo el acuerdo de la moratoria de soja se ha estado realizando un monitoreo anual de los cambios de usos del suelo en 64 municipios de la Amazonia brasileña donde se produce soja, municipios donde se produce casi toda la soja de esta región. Esta inmensa zona, apta para el cultivo de soja, está cubierta de selva tropical y ocupa más de ocho millones de hectáreas, una superficie equivalente a tres veces el tamaño de Bélgica (1).
Lo más significativo de la reforma del Código Forestal han sido los cambios en el Registro Ambiental Rural (CAR), que todavía está en fase de desarrollo. Un registro rápido de las propiedades rurales en esta región es fundamental para asegurar la gobernanza de la Amazonia y realizar un correcto seguimiento de los responsables de la deforestación. El Grupo de Trabajo de Soja (GTS) se ha comprometido a diseñar un mecanismo para reemplazar la moratoria una vez que caduque.
Este mecanismo será desarrollado y probado en 2014 y estará focalizado en ver el grado de implementación del sistema de registros de propiedades rurales de los estados federales (SICAR).
“El repunte en la deforestación y las nuevas infraestructuras para la exportación de soja están amenazando el corazón de la Amazonia. Solo el diálogo y los próximos pasos que se tomen revelarán el verdadero compromiso de la industria. El nuevo acuerdo que sustituya a la moratoria de debe ser aún más sólido que el actual“, ha añadido Adario.