El deshielo glaciar sustenta el caudal de las cuencas montañosas durante las sequías, pero el retroceso continuo amenaza esta capacidad fundamental, especialmente en un país como Chile, con características muy particulares.
En este estudio, los científicos evaluaron la respuesta de los glaciares de los Andes del Sur en Chile a una de las sequías más severas, persistentes y extensas registradas en Sudamérica desde 2010 hasta el presente.
También se hicieron proyecciones de este escenario con las mega sequías que los climatólogos pronostican que podrían acaecer a finales del presente siglo.
Los glaciares de Chile perderán su capacidad de mitigar futuras megasequías
Los glaciares, la última línea de defensa de Chile ante las periódicas sequías, aportarán en 2100 la mitad de agua que ahora, por lo que perderán su capacidad de mitigación si el país sufre otra megasequía como la que se prolonga desde hace 15 años, según un estudio publicado este martes.
«El alza de las temperaturas en los escenarios que se proyectan para el siglo va a llevar a que los glaciares vayan perdiendo más masa de la que ganan. Digamos que, sostenidamente durante todo el siglo, van a ir retrocediendo«, explica Álvaro Ayala, del Instituto Federal Suizo de Investigación de Bosques, Nieve y Paisaje (WSL).
Este centro, el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA) y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas de Chile, han concluido que si una sequía como la actual afecta al país en 2100, los grandes glaciares en el sur de los Andes, en el centro de Chile y en Argentina, solo podrán contribuir con la mitad de agua que ahora, ya que habrán perdido entre el 50 y el 80 % de su actual volumen.
La situación de los más pequeños, no contabilizados en este estudio, será probablemente aún más grave y habrán desaparecido totalmente.
Estudio internacional alerta de una reducción de hasta el 80 % del volumen glaciar
Incluso sin tener en cuenta cómo será la evolución del consumo de agua, la reducción a la mitad del aporte de agua de los glaciares será un importante problema adicional, advierte Ayala
Este ingeniero civil chileno explica que el estudio, publicado en la revista ‘Communications Earth & Environment’, parte de la pregunta de qué pasaría si una megasequía como la actual afectara a la misma zona a finales de siglo, cuando los glaciares sean bastante más pequeños.
«Encontramos que el aporte hídrico de los glaciares durante el verano va a ser alrededor de la mitad de lo que sucedió en los años recientes», alerta este experto en hidrología.
Ayala destaca que una vez consumida el agua de la nieve caída en invierno y la almacenada en el subsuelo, «los glaciares son como la última reserva en la naturaleza» cuya contribución se nota especialmente al final del verano, cuando los ríos de montaña bajan ya con un caudal mínimo.
La megasequía actual tomó por sorpresa a Chile y no estaba en ningún modelo climático
Este experto indica que la actual megasequía en Chile «llegó como una sorpresa», en un país con episodios periódicos, pero más breves, de escasez de agua.
Una situación que se ha visto agravada porque apenas ha habido cambios en el uso del agua y sin políticas suficientes de ahorro o gestión del consumo.
Francesca Pellicciotti, ingeniera medioambiental, señala en un comunicado del ISTA que los climatólogos solo se percataron en el año 2015 de la gravedad del actual periodo de sequía.
«La megasequía chilena nunca fue pronosticada en ningún modelo climático«, señala en esa nota, en la que plantea la cuestión de si estamos preparados para futuros desastres climáticos.
Desertificación en avance: el sur de Chile se encamina hacia un clima más árido
Ayala recuerda que ya desde hace años hay estudios que hablan de una progresiva desertificación desde el norte hacia el sur de Chile. Además, el estudio de la megasequía en Chile, cuyo autor es también el chileno Eduardo Muñoz-Castro y otros investigadores de Chile, Austria y Suiza, ha servido para empezar a analizar ese fenómeno, aún poco estudiado, en Europa.
Aunque Ayala señala que no puede afirmarse que los Alpes vayan a acabar pareciéndose a las montañas más secas del sur de Europa, sí indica que hay proyecciones de disminución de precipitaciones y de aumento de las temperaturas que apuntan en esa dirección.
Si bien el caudal glaciar entre 2010 y 2019 se mantuvo prácticamente inalterado en comparación con la década anterior, gracias a las simulaciones de la evolución futura el caudal anual y estival podría disminuir hasta un 80 % en comparación con los niveles previos a 2010, si se diera una mega sequía.
Los resultados proyectan un debilitamiento del papel amortiguador que juegan los glaciares frente a los déficits de precipitación durante sequías extremas, lo que aumentará la escasez de agua para los ecosistemas y los medios de subsistencia en las regiones montañosas de América del Sur para 2100. Seguir leyendo en EFE / ECOticias.com















