COP28: Restauración de ecosistemas y biodiversidad. La Iniciativa 20×20, pionera en la creación de la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de Ecosistemas, está actualmente liderada por 18 países de América Latina y el Caribe, cuenta con 130 socios técnicos y 30 socios financieros.
Según explicó la representante de WWF, Kunming-Montreal ofrece la oportunidad de vincular los objetivos climáticos y de biodiversidad.
La Meta 2 insta a las naciones a restaurar el 30% de las áreas degradadas.
Esta restauración tiene claros beneficios climáticos tanto en términos de mitigación, como también, y quizás más importante, en términos de adaptación.
Los objetivos deberían establecerse alineados entre estas dos convenciones.
Estos compromisos deben ser ambiciosos para lograr el impacto necesario para abordar estas crisis, señaló.
Dirigir el financiamiento hacia la restauración
Rivadeneira subrayó la necesidad de que los países realicen cambios significativos para dirigir el financiamiento hacia la restauración, vinculándolo a objetivos claros y necesidades nacionales, como la reducción del riesgo de desastres o la provisión de servicios ecosistémicos como el suministro de agua en cantidad y calidad.
Estos mecanismos de financiamiento deben ser incentivos para que los propietarios e inversores hagan de la restauración un uso competitivo del suelo.
Asimismo, es esencial demostrar el impacto de estas acciones para garantizar que las intervenciones y compromisos sean sólidos y alcancen los objetivos establecidos por el país.
Para informar sobre el impacto, se requiere un sistema de seguimiento sólido para evaluar los impactos sociales y ambientales, así como el uso eficaz de los fondos, añadió.
Pérdida de ecosistemas
En este contexto, Trevor Walter, coordinador del Programa de Paisajes Terrestres de WWF Chile y de la Iniciativa Transformacional sobre Restauración de Paisajes de WWF en Sudamérica, señaló que a menudo los programas de subsidios van en contra de la restauración o conservación de ecosistemas intactos y funcionales.
Estos subsidios, especialmente los destinados a la agricultura, que amplían la frontera de la pérdida de ecosistemas, deben reorientarse hacia sistemas sostenibles y la restauración de áreas degradadas.
Para permitir la restauración, se requieren incentivos para los sistemas agroforestales y pagos por servicios ecosistémicos que aseguren la permanencia de las áreas restauradas.
Los sistemas de seguimiento y presentación de informes también son necesarios para demostrar el impacto y proporcionar certeza en los resultados, sostuvo el experto, haciendo énfasis en la importancia del monitoreo territorial y biológico, el uso de la ciencia y una adecuada gobernanza.
En relación con el papel de WWF en la Iniciativa 20×20, la organización participa como un socio técnico activo, proporcionando apoyo en áreas como participación política, monitoreo y promoción de mejores prácticas en restauración.
“Esperamos seguir interactuando y trabajando con los gobiernos que participan en la iniciativa para integrar sus objetivos de NDC y NBSAP. La meta es avanzar rápidamente de la ambición a la acción, garantizando una transición justa”, destacó Walter. COP28: Restauración de ecosistemas y biodiversidad.
