Brasil entregó este martes a un puñado de empresas petroleras la explotación de 19 yacimientos petrolíferos en alta mar, frente al delta del río Amazonas. Formaba parte de las subastas que periódicamente realiza la Agencia Nacional del Petróleo, un organismo estatal, y que en total ponía a disposición del mercado 172 áreas.
El Gobierno celebró el resultado por todo lo alto, destacando que la subasta “superó las expectativas” y supone un “récord absoluto” porque aportará 989 millones de reales (180 millones de dólares) a las arcas públicas este año, el doble de lo que se preveía inicialmente.
La euforia del comunicado del Ministerio de Minas y Energía tras la puja contrasta con la indignación de ecologistas e indígenas, que protestaron frente al hotel de Río de Janeiro donde se celebró “la subasta del Juicio Final”, según rezaban algunas pancartas.
La subasta petrolera de Brasil
Los grupos ecologistas aseguran que la subasta petrolera realizada este martes en Brasil, en la que han sido adjudicadas 19 concesiones en una vulnerable región marina próxima a la desembocadura del Amazonas, «agrieta» la credibilidad ambiental del país.
La decisión de Brasil de autorizar la explotación petrolera en esa región vulnerable amenaza corales y la costa amazónica y contradice las propuestas de descarbonización que el país impulsa como organizador de la Cumbre Climática COP30, prevista para noviembre en Belém, afirman las organizaciones ecologistas.
La estatal petrolera Petrobras asociada en consorcios a partes iguales con ExxonMobil venció la subasta por los derechos sobre diez de áreas subastadas en esta región, conocida como Foz do Amazonas, y las otras nueve se las adjudicó un consorcio integrado por Chevron (65 %) y la china CNPC (35 %).
La exploración petrolera en la región es vista con preocupación por el impacto que un posible vertido podría tener en la zona, considerada de «extrema sensibilidad socioambiental», pues alberga pueblos indígenas y una rica fauna y flora, con manglares, arrecifes de coral y especies en peligro, como el delfín gris y el manatí.
La credibilidad ambiental de Brasil cuestionada
Esas concesiones contradicen acuerdos climáticos asumidos por Brasil, denuncia en un comunicado la ONG ambientalista, organización para la que Brasil debería estar concentrado en acelerar medidas para disminuir la demanda interna por combustibles fósiles e impulsar la transición energética.
«Es alarmante que más del 40 % de las áreas ofrecidas en la Foz do Amazonas (19 de 47) hayan sido concedidas. Al asumir diez de las áreas en consorcio de petroleras, Petrobras se coloca como protagonista de un proyecto político arriesgado que agrieta la credibilidad ambiental de Brasil«, afirma la portavoz de Greenpeace Brasil, Mariana Andrade, citada en el comunicado.
La organización internacional asegura que la crisis climática exige la aceleración del proceso de descarbonización y no su prolongación. «Al adquirir concesiones en la Foz do Amazonas, Petrobras y las otras vencedoras ignoran las alertas científicas, los riesgos ambientales y el propio Acuerdo de París. Es una apuesta peligrosa en activos fósiles que solo tendrán retorno si el mundo fracasa en la lucha contra el colapso climático», asegura el líder de transición energética de la ONG, Ricardo Fujii.
La subasta pone en riesgo una de las regiones más sensibles del planeta por reunir ecosistemas únicos como el gran sistema de arrecifes de coral de la Amazonía y el 80 % de los manglares de Brasil. Fujii agrega que la subasta también contradice compromisos climáticos asumidos por Brasil y dice que la explotación de las concesiones subastadas solo es viable económicamente en caso de que el planeta renuncie a cumplir los objetivos del Acuerdo de París. EFE / ECOticias.com