El Gobierno insistió ayer en que la energía eólica marina es “una prioridad” en su agenda política y avanzó que sus ministerios de Industria y Medio Ambiente están trabajando con la mirada fija en dos “retos”: iniciar la tramitación administrativa de los proyectos que se han presentado para las costas españolas, y propiciar un desarrollo tecnológico en el país que dé soporte a este sector. La apuesta –al menos, declarada– no es una cuestión de voluntad, sino de rotunda necesidad: España no tiene más opción que instalar aerogeneradores en el mar si quiere alcanzar el objetivo del 20-20 (el 20% de la generación energética de 2020 mediante renovables) fijado por la UE, contribuir a la reducción mundial de emisiones de CO2, reducir su dependencia energética, y mantener el liderazgo logrado en la industria eólica en tierra, donde las mejores plazas ya han sido ocupadas y “empiezan a escasear” ubicaciones. El secretario general del Mar del Ministerio de Medio Ambiente, Juan Carlos Martín Fragueiro, y el jefe del área de Producción de Régimen Especial del Ministerio de Industria, Santiago Caravantes, expusieron ayer este posicionamiento de la Administración con respecto a las generación off-shore en el III Encuentro Especializado en Parques Eólicos Marinos organizado por Unidad Editorial en Madrid, que contó con la presencia de representantes de varios gobiernos autonómicos, técnicos de las grandes energéticas nacionales, y especialistas en esta energía aún inexplorada en el país.