“Es necesario seguir trabajando para consolidar a la eólica, que es una energía limpia, autóctona y cada vez más competitiva, como una de las primeras tecnologías del sistema”
La eólica fue, por primera vez en marzo, la energía que más electricidad generó en
España. A su juicio, ¿qué significa esto para el país y para el sector?
Es una noticia muy positiva para España, ya que la eólica es una realidad que
contribuye significativamente a reducir nuestra dependencia energética y evita la
transferencia de rentas al extranjero, al evitar importaciones de combustibles fósiles. Para
el sector, supone que el tiempo nos ha dado la razón y que ha merecido la pena el esfuerzo
realizado en inversiones y avances tecnológicos. Ahora es necesario seguir trabajando
para consolidar a la eólica, que es una energía limpia, autóctona y cada vez más
competitiva, como una de las primeras tecnologías del sistema. Porque el viento es
nuestra energía.
El sector se encuentra en una encrucijada regulatoria. ¿Qué es necesario para que pueda
continuar con su normal desarrollo?
Efectivamente, el sector se encuentra a la espera de la aprobación de la Ley de
Energías Renovables, el Plan de Energías Renovables 2011‐20 y el marco legal que
sustituirá al Real Decreto 661/2007, que vence a finales de 2012. Lo más urgente es que
las conversaciones entre el Gobierno y el sector comiencen ya para evitar un vacío legal
que produzca una moratoria de hecho. El nuevo marco regulatorio debe tener en cuenta la
experiencia acumulada, y basarse en un sistema que ha funcionado bien, aunque haya que
hacer ajustes en función de las condiciones económicas y del mercado. Gracias al sistema
actual de mercado más prima medioambiental, el sector ha crecido de acuerdo a los
objetivos del PER, y ha sido capaz de crear un sólido tejido industrial a su alrededor.
Aunque parezca de Perogrullo tenemos que insistir, vista la experiencia pasada, en que el
primer requisito para que el regulado recupere la confianza en el regulador es que la nueva
legislación se base en las características reales de nuestro sector y asegure una
rentabilidad razonable a las inversiones.
Estamos asistiendo a un escenario en el que las Comunidades Autónomas cada vez
exigen más contraprestaciones al sector eólico. ¿Qué impacto está teniendo esto?
El sector eólico se enfrenta a un escenario de posibles recortes en la retribución y
mayores exigencias y contraprestaciones económicas en los planes industriales de los
diferentes concursos autonómicos. Si a ello se le unen los cánones que se han aprobado en
comunidades como Galicia y Castilla‐La Mancha, el sector tendrá más difícil avanzar en la
competitividad. AEE considera que el canon eólico no está justificado y puede tener
importantes consecuencias también para las Comunidades Autónomas que lo impongan:
aunque las regiones logren más recaudación fiscal en el corto plazo, alejan la posibilidad
de atraer riqueza y empleo eólico en el futuro al restar atractivo a la inversión en esas
zonas. No parece coherente pedir una energía eólica cada vez más barata y al mismo
tiempo incrementar constantemente la presión fiscal sobre la electricidad que producimos.
El sector eólico español es considerado un modelo de éxito. Para seguir avanzando, ¿qué
queda por hacer?
Justamente, el modelo seguido por el sector eólico español es citado como un
ejemplo en todo el mundo. Lo más importante es poner fin a la incertidumbre regulatoria
para que no haya una interrupción del proceso. Además, de cara a 2020 existen unos
objetivos europeos vinculantes que España tendrá que cumplir. Para lograr que el 20% del
consumo de energía final proceda de fuentes renovables, los 38.000 MW eólicos previstos
en el PANER serán fundamentales. Y para ello el Gobierno tendrá que garantizar unas
reglas del juego adecuadas para atraer inversión y demostrar que la eólica sigue siendo
una apuesta estratégica para España. Así, el sector podrá seguir demostrando que es una
de las mejores apuestas para la economía de nuestro país.
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