Los árboles demuestran que pueden producir mucho más que oxígeno: ahora también generan energía. Un dato que ha revelado la curiosa fuente que podría revolucionar el mundo. Resulta innegable la necesidad que tiene la humanidad de encontrar nuevas formas de abastecimiento energético. De ahí que hayamos sido testigos de proyectos tan ambiciosos como aquel en el que España busca convertir el gas más peligroso en energía.
En los últimos años, diferentes políticas de la Unión Europea han estado centradas en la consecución de energías sostenibles. De hecho, ya han comenzado a dar sus frutos, puesto que una parte cada vez mayor de las necesidades energéticas de Europa proviene de fuentes renovables. En 2021, más del 22% de la energía final bruta consumida en la UE tuvo su origen en energías renovables.
No obstante, la proporción de energías renovables en el sector energético varía de forma considerable en la Unión Europea. Uno de los retos vigentes en la actual es instalar la capacidad suficiente para captar la energía de, por ejemplo, la luz solar o el viento y transformarla en un formato utilizable, como la electricidad. Otro reto es trasladar la energía donde es necesario o almacenarla para su uso posterior. En la búsqueda de nuevas energías, un organismo especializado ha hallado un inconmensurable potencial en los árboles.
Los árboles producen energía, convirtiéndose en una curiosa fuente que podría revolucionar el planeta
El Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) desarrolla una pila de combustible de hidrógeno con restos de biomasa forestal. Sumergida en la transición energética, España ha encontrado en el hidrógeno verde una energía limpia clave, un contexto en el que el ITE ha mostrado los resultados de su proyecto HysTeC, donde uno de los avances más destacados ha sido la creación de electrodos sostenibles fabricados a partir de restos de biomasa forestal para su empleo en pilas de combustible tipo PEM (membrana de intercambio de protones).
Este progreso supone un importante hallazgo para bajar la huella de carbono en la generación de hidrógeno y, al mismo tiempo, fomenta la economía circular aprovechando residuos de origen agroforestal. Gracias a esta innovación, la iniciativa HysTeC ha conseguido mejorar tanto la eficiencia como la sostenibilidad de las pilas de combustible, bajando la dependencia de materias primeras críticas y sustituyéndolas por materiales más compasivos con el entorno.
Al usar biomasa en la fabricación de estos electrodos, normalmente se evita el empleo de elementos que produzcan emisiones de gases de efecto invernadero. Esto ayuda a una generación de energía mucho más limpia. Otro resultado crucial de HysTeC ha sido la instauración de estrategias avanzadas de gestión y control en una planta piloto para la creación de H renovable.
Descubren una nueva fuente de energía en los árboles
Estas estrategias fueron diseñadas para perfeccionar el rendimiento de la planta y vislumbrar diferentes escenarios de degradación de los elementos. Esto haría posible una reducción considerable de los costes de producción del H a lo largo de la vida útil de las instalaciones, mejorando de esta manera la viabilidad económica de esta tecnología renovable y reforzando su papel en la transición hacia un modelo energético más sostenible.
Además, se ha puesto en marcha un banco de ensayos dirigido a probar y validar los elementos de electrolizados PEM, una tecnología vital para la generación de hidrógeno verde. Este banco de ensayos es crucial para asegurar la fiabilidad y durabilidad de estos sistemas, ayudando a una adopción masiva en el mercado.
El H verde tiene un rol privilegiado en esta estrategia por su potencial para reemplazar los combustibles fósiles y su capacidad para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. “HysTeC ha permitido a ITE avanzar en la investigación y desarrollo de soluciones tecnológicas sostenibles para la producción y uso de hidrógeno renovable, contribuyendo de forma decisiva a la descarbonización del sector energético”, expone María Porcel, responsable del proyecto, vía comunicado.
En definitiva, este estudio ha revelado que los árboles son una curiosa fuente de energía, una energía casi tan llamativa como la explotada en este lugar de España.




















