La nueva Muralla China ya es una realidad. Tendrá 400 kilómetros de largo y 5 kilómetros de ancho. La Gran Muralla China que el mundo conoce se trata de una fortificación levantada entre los siglos V a.C. y XVII d.C. en el norte de China. Se construyó para contener las invasiones de tribus nómadas que llegaban generalmente de Mongolia. Corresponde a la mayor obra de ingeniería llevada adelante en la historia.
Bajo este marco, la UNESCO nombró la Gran Muralla como Patrimonio de la Humanidad en el año 1987. Más adelante, en 2007, la Muralla se hizo con el concurso público de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo. No obstante, hoy solo permanece en pie casi un tercio de ella. La Muralla China, o lo que queda de ella, está enclavada en el norte de China, en un territorio limítrofe con el desierto de Gobi (Mongolia) y Corea del Norte.
Pasa por las zonas de Jilin, Hunan, Shandong, Sichuan, Henan, Gansu, Shanxi, Shaanxi, Hebei, Quinhai, Hubei, Liaoning, Xinjiang, Mongolia Interior, Ningxia, Pekín y Tianjin. La Gran Muralla China ha sido objeto de fascinación y leyendas eternas que aún se recuerdan. Uno de los mitos alrededor de ella es que puede verse desde el espacio, pero no es cierto.
Después de historias apasionantes sobre la Muralla China, hoy el mundo se enfrenta a un proyecto de grandes dimensiones que podría robarle su nombre y ser recordado por los siglos de los siglos.
Trabajan en la nueva Muralla China: los detalles son espeluznantes
El desierto chino de Kubuqi ya no se considera el “mar de la muerte”, sino más bien el “oasis fotovoltaico”. Los últimos años chinos han estado marcados por la producción de energía renovable, a través de la fotovoltaica y la eólica. En este contexto, los desiertos se han posicionado como candidatos perfectos para instalar proyectos energéticos de gran envergadura.
En dos imágenes de la NASA ya hemos podido vislumbrar cómo se ha transformado en siete años el desierto de Kubuqi, que cobija la llamada ‘Gran Muralla Solar de China’. Kubuqi es uno de los desiertos más grandes del país oriental. Cuenta con una superficie de 17 000 km2. Asimismo, es el séptimo de la lista y presenta varios problemas.
La razón es que es un desierto de arena y se estima que el 80% de sus dunas albergan una altura que sobrepasa los 100 metros. El viento también es fuerte y es lo que ocasiona fuertes tormentas de arena que devastan Pekín, pero que también han alcanzado a Corea del Sur y Estados Unidos.
El objetivo es que la nueva Muralla China culmine su construcción para 2030. Aun si la planta lo alcanzara la capacidad máxima de 100 GW, la capacidad de las plantas de Kubuqi aspiran a un récord que será difícil de rebasar.
La nueva Muralla China se acerca: el mundo lleva siglos esperándola
En su totalidad, y según diferentes operarios chinos, la capacidad instalada actual es de 5,42 GW. Una capacidad con la que puede empezar a competir con el primer superpanel solar de Japón, que genera más energía que 20 reactores nucleares. Según detallan en China Daily, los módulos que se están usando en la elaboración de plantas en desiertos como el de Kubuqi han sido diseñados para soportar las duras condiciones climáticas de la región.
Por ejemplo, además de disponer de tecnología bifacial (para aprovechar la reflectividad de la arena) se ha extendido de 25 a 30 años la vida útil de los paneles a través de una nueva cobertura de vidrio.
La nueva Muralla China ofrece 400 kilómetros de largo y 5 kilómetros de ancho
Todavía queda un largo camino para rozar los 100 GW y, para que eso ocurra, tendrá que cubrirse mucho terreno. Es más, se pronostica que esta colosal planta ostentará una longitud de 400 kilómetros y un ancho de 5 kilómetros, forjando una gran muralla que cubrirá un importante porcentaje del desierto de Kubuqi.
Esto, según un estudio de investigadores de la Universidad de Tecnología de Xi’an, es positivo para la salud del desierto. Los expertos desvelaron que la implementación de grandes parques solares en zonas desérticas tiene efectos positivos sobre el microclima.
La nueva Muralla China está en camino. Tendrá 400 kilómetros de largo, 5 kilómetros de ancho y grandes promesas por cumplir. Mientras esto sucede, España está mirando a un futuro impregnado de energía solar cuántica.