Reino Unido está vislumbrando el éxito con un importante experimento. Tiene entre manos una caldera que “cocina” el futuro. Los resultados esperanzadores de este proyecto ponen de manifiesto que el calor industrial sin carbono ya no se trata de una promesa futura, sino de una posibilidad latente. En la actualidad, miles de negocios ubicados en áreas rurales o industriales son dependientes de generadores de diésel o gas propano. Hacer el cambio a una tecnología de cero emisiones de carbono podría marcar la diferencia y establecer un modelo energético más sostenible buscado por años.
Reino Unido trabaja en una tecnología que podría cambiar el rumbo industrial
Tras revelarse que solo necesitamos oxígeno para crear energía, el sector industrial tiene el foco puesto en lo que sucede en Reino Unido. Lo producido en el país vecino podría modificar drásticamente varias de las industrias que conocemos.
Sería el caso de una planta agroindustrial o una empresa de procesamiento de alimentos ubicadas en zonas alejadas. Podrían reemplazar sus celdas de gasóleo por el sistema que propone Reino Unido.
Al hacerlo, la ventaja inmediata es que podrían bajar de forma drástica su huella de carbono sin que esto signifique un sacrificio en cuanto a rendimiento. La travesía hacia un sistema energético descarbonizado no depende de una solución milagrosa.
En lugar de eso, está sujeta a un ecosistema de tecnologías adaptables a diversos escenarios. El proyecto de Reino Unido recurre al amoníaco, un recurso con amplias ventas logísticas, una óptima eficiencia térmica y potencial de circularidad. La adopción del amoníaco en el sector de la energía no es algo nuevo.
Se usa desde hace décadas como fertilizante y portador químico. Sin embargo, su rol como combustible ha tomado fuerza e importancia en los últimos años. ¿Por qué? Sencillo. Es posible producirlo sin desprender emisiones si se crea a partir de hidrógeno verde y nitrógeno del aire.
Sumado a esto, el amoníaco líquido atesora una densidad de energía más elevada que el hidrógeno y es más fácil de transportar y almacenar sin necesidad de llegar a temperaturas criogénicas extremas o presiones altas.
Caldera en la que trabaja Reino Unido
Atendiendo a las bondades del amoníaco, un grupo de científicos de la Universidad de Cardiff, Gales, Reino Unido, han alcanzado una combustión de 100% amoníaco a 500 kWh con un sistema ICB, sentando un hito global en descarbonización industrial.
El pasado 15 de septiembre de este año, el proyecto Amburn reportó un hito jamás visto. Consiguió una combustión de amoníaco al 100% en una metodología de caldera a 500 kW, recurriendo al quemador con craqueo integrado (ICB) patentado por la Universidad de Cardiff.
El ensayo se desplegó en el Laboratorio de Combustión de su Escuela de Ingeniería y sentó un precedente en la búsqueda de alternativas reales a los combustibles fósiles. Aunque este logro no es meramente técnico. También es una muestra concreta de que el amoníaco verde podría ser algo viable, seguro y sostenible.
Generaría calor industrial incluso en escenario fuera de red. Instancias en las que la electrificación no es viable debido a motivos económicos, técnicos o geográficos.
Proyección de futuro de la caldera de amoníaco de Reino Unido
El sistema Integrated Cracking Burner no solo quema amoníaco. Aprovecha el calor residual de la combustión para craquear el propio amoníaco y producir in situ hidrógeno. Metodología que estabiliza el procedimiento y mejora la eficiencia de la combustión. Todo esto deja como resultado un sistema sin emisiones de carbono.
La primera fase ya se ha completado. Instancia que se ha desarrollado con apoyo de la compañía Flogas Britain. Se probaron diversas mezclas de amoníaco y propano, hasta alcanzar el 100% de amoníaco con una potencia térmica de 500 kW.
Sus resultados expusieron una vialidad a pequeña y mediana escala. Ahora el proyecto progresa hacia la segunda etapa, donde se busca escalar la tecnología a una caldera de 1 MW. Reino Unido tiene éxito con su gran experimento: Una caldera que cocina el futuro y de la que aún se espera mucho más. En paralelo, el amoníaco sigue ganando relevancia a nivel global. Incluso en el transporte marítimo.
















