España siempre ha tenido zonas dedicadas exclusivamente a la siembra, pero ahora, la cosecha solar está reemplazando a los cultivos y lo más irónico es que es mucho más rentable que producir alimentos, pero entonces ¿Quién se dedicará a sembrar alimentos?
España un país de siembras
Desde tiempos inmemoriales, España ha sido un país agrícola, especialmente las regiones como Andalucía cuyos campos han producido todo tipo de granos, cereales y los tradicionales olivares por cientos de años, sentando las bases de la economía y la cultura local.
Sin embargo, en los últimos años, ha llegado un nuevo ‘cultivo’, uno que no necesita riego ni abono y son los paneles solares fotovoltaicos, cuya cosecha no se mide en sacos de trigo o en litros de aceite, sino en megavatios.
Esta nueva realidad ha puesto a los agricultores en un gran dilema, pues se les ha presentado una propuesta muy tentadora: arrendar sus tierras por un período largo de tiempo a cambio de un ingreso estable y superior al que podrían obtener con el trabajo de toda una vida.
En el municipio sevillano de Carmona, esto ya es una realidad y el caso del agricultor José Portillo es un claro ejemplo de este cambio: por una hectárea de secano apenas ganaba 100 euros al año y ahora, por arrendar esa misma tierra para una planta solar, recibe 1900 euros.
Esta realidad ha desatado una verdadera ‘fiebre solar’ que no solo transforma el paisaje sino que también pone en jaque la tradición agrícola del país y plantea un dilema existencial para el futuro del campo español.
La siembra solar está cambiando todo
Según los datos de la empresa instaladora EAVE, el precio medio de alquiler para proyectos solares se sitúa entre 1000 y 2000 euros por hectárea al año, con contratos estables de 20 a 30 años y la agricultura más avanzada, como los olivares o los pistachos, puede generar entre 3000 y 8000 euros por hectárea.
Pero la siembra solar no ha estado libre de polémicas, pues por un lado tenemos a muchos agricultores que lo ven como forma segura de ganar dinero y asegurar su futuro, es una oferta tan tentadora como el remolque para sobrevivir a un apocalipsis.
Pero para grupos como SOS Rural, esto es una amenaza para la producción de alimentos y la identidad del campo, de hecho en Lopera, un pueblo de Jaén, la tensión es muy alta pues varios proyectos solares planean talar más de 100 000 olivos centenarios que están en suelos muy productivos.
Los grupos ecologistas y algunas comunidades rurales señalan que estos proyectos se están construyendo en las tierras más fértiles de España, que tardan siglos en formarse, por supuesto que no están en contra de la energía solar, pero sí del uso indiscriminado es estas tierras.
Y eso no es todo, también están acusando a algunas empresas de usar trucos legales para evitar los controles ambientales y de presionar a los agricultores para que vendan sus tierras, por lo que están exigiendo que se cree una ley que proteja estos suelos antes de que sea demasiado tarde.
Lo mejor de ambos mundos
Ante el dilema de elegir entre cultivar o instalar paneles, una tercera vía comienza a abrirse camino y es la ‘agrovoltaica’, una técnica busca combinar ambas actividades en una misma superficie, produciendo electricidad sin dejar de cultivar.
Investigadores de la Universidad de Córdoba han demostrado que es viable instalar paneles elevados en olivares sin afectar la producción, de hecho, esta idea ya se ha aplicado con éxito en otros países, donde viñedos italianos han mejorado la calidad del vino bajo la sombra de los paneles solares.
Otra opción es que el propio agricultor instale paneles solares para generar electricidad y así pueda reducir mucho lo que gasta en energía, sobre todo si usa riego, por ejemplo, una granja con un sistema de 100 kW podría ahorrar cerca de 10 000 euros cada año en su factura de luz.
La agricultura y la energía solar son dos áreas muy diferentes pero si se combinan de manera correcta, se podría obtener lo mejor de ambos mundos y así España no tendría que escoger entre cosechar alimentos o cosechar energía limpia, de hecho, hay lugares donde siembran baterías y cosechan combustible.