Un grupo de científicos de Yale afirman que, probablemente los antiguos océanos de la Tierra tenían un nivel salino mucho mayor del actual, un hallazgo capaz de darnos importantes pautas acerca de la evolución que tuvieron la atmósfera, el clima y el medio ambiente del planeta.
Buscando halógenos
Los principales científicos de este grupo de estudio partieron de una incógnita mucho más amplia, puesto que su objetivo era saber dónde estaban y cuántos compuestos estables había en la Tierra integrados por alguno o varios de los elementos perteneciente al grupo de los halógenos, es decir el Bromo (Br), el Flúor (F), el Yodo (Y) y el Calcio (Ca).
Su idea era realizar una investigación acerca de cómo y cuánto se combinaron (y se combinan) estos elementos específicos de la tabla periódica con diferentes metales, tanto en la corteza terrestre como en los mares, dado que es bien sabido que los halógenos cumplen un rol vital en la química marítima y en la naturaleza de los océanos, que a su vez tienen un papel preponderante en la aparición y el desarrollo de las diferentes formas de vida.
El planeta Tierra desde su conformación como tal, ha sufrido cambios profundos y ha evolucionado hasta su actual estado de equilibrio, cuya estabilidad depende de innumerables factores físicos y químicos, entre ellos los que cumplen los halógenos, más que en su forma pura, combinados con otros elementos.
Estos cuatro elementos han intervenido de forma activa en algunos de los procesos más básicos de los que depende la formación, el desarrollo y la evolución del planeta como tal. Además, son capaces de interactuar de diferentes maneras con la corteza terrestre, con los océanos, con los mantos rocosos, con la atmósfera, etc.
Omnipresentes en los océanos
Entre otros parámetros que dependen de la química de los océanos (en la que los halógenos cumplen un rol principal) está la acidez, densidad y características del agua, su temperatura, su estado (sólido, líquido y gaseoso) y su capacidad de retirar del medio ambiente gran parte del dióxido de carbono de origen antropogénico, impidiendo que éste alcance las capas superiores de la atmósfera.
Una de las conformaciones más básicas de los halógenos son las sales minerales, presentes en casi toda la corteza terrestre y en los mares y océanos de todo el mundo. Las estimaciones que se tenían en cuanto a la abundancia de estos elementos a nivel global, los situaba mayoritariamente en la corteza terrestre.
Se creía que tomando en cuenta los 3000 kilómetros que tiene la corteza terrestre, la proporción que había de determinado tipo de elementos en el manto rocoso y la corteza exterior se había mantenido constante y que las glaciaciones (derretimiento y nueva solidificación del agua) no habían influido en ella de forma significativa. A los halógenos se los situaba siempre cerca de la superficie.
El nuevo método que se empleó en este estudio, permite estimar los niveles globales de estos elementos empleando una innovadora herramienta algorítmica y aplicando los nuevos conocimientos, que apuntan a que existe una ‘circulación’ de elementos entre la tierra y el agua.
Aparentemente los halógenos fueron ‘expulsados’ del centro terrestre hacia la superficie durante la estabilización del planeta distribuyéndose en toda la corteza y pasando a los océanos, donde multiplicaron la salinidad del agua y con el tiempo se reciclaron y disminuyó su concentración.
Este estudio que fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences sostiene que, en el correr de los primeros 500 millones de años de existencia de nuestro planeta los océanos podrían haber tenido aproximadamente un 7.5 % de sal, una cifra realmente significativa frente al 2.5% de salinidad actual, los científicos confían en que este sea el primer paso que les permita conseguir descifrar cuál era la química específica de los océanos primigenios.