Día Internacional de Acción por los Ríos 2023. Además de celebrarse esta fecha, en Brasil se lleva a cabo un evento paralelo: el Día de Acción contra las Represas Grandes. Y ello se debe a que, gracias a esta alianza, con el tiempo se consiguió eliminar algunas represas hidroeléctricas que dañaban el medio ambiente. Tras lo cual se consiguió restaurar los ríos afectados.
¿Por qué restaurar un río?
Restaurar un río no es solo una cuestión de recuperar el buen estado del agua y evitar las inundaciones. También es beneficioso para la biodiversidad y como forma de adaptación al cambio climático. Además de como medio de vida y de desarrollo económico y social de los territorios afectados.
Contiene las inundaciones
Cuando se le da el espacio necesario a un río, se le permite extenderse hasta donde hará menos daño. Cuando pueden desbordarse y disipar su energía en lugares poco poblados, se minimizan sus efectos sobre las ciudades y localidades a su paso. Y al contrario, cuando se desvían y/o se encauzan artificialmente, lo que se logra es que en cuanto caigan 3 gotas, la cantidad de agua desborde desordenadamente y se lo lleve todo a su paso.
Los cursos de agua encauzados hacen más peligrosas las inundaciones localmente y las agravan aguas abajo. Un río que serpentea, va perdiendo energía a medida que recorre sus meandros. Por lo tanto, el pico de inundación se retrasa y es más bajo. Es tiempo ahorrado para anticipar y proteger a las poblaciones en momentos en los que cada minuto cuenta.
Mejor calidad del agua
La naturaleza es sabia. Devolver a los ríos su función natural es restituirle la posibilidad de autodepurar sus aguas. Un lecho con formas diversificadas, alternando aguas rápidas y lentas, favorece la purificación de las corrientes. Es un sistema de saneamiento biológico sostenible que combate la contaminación residual. Y al quitar todas las barreras artificiales que estancan las aguas, estas recuperan toda su calidad.
Adaptación al cambio climático
Un curso de agua restaurado es una solución que permite mitigar el cambio climático. Porque las diversas formas de los ríos protegen la vida acuática vulnerable de los efectos del calentamiento global. Al restaurar el acceso a refugios de agua más fría para la fauna acuática, los peces pueden sobrevivir donde la temperatura del agua es más baja.
Además, la eliminación de obstáculos favorece la toma de agua más fresca del acuífero. Y la forestación de las riberas evita la subida de la temperatura del agua. Un curso de agua que puede desbordarse alimenta aguas subterráneas. Esta agua se almacena naturalmente y durante el proceso, se abonan las áreas inundables.
Más biodiversidad
Un río que funciona bien, crea y renueva hábitats para la flora y la fauna. La buena conexión entre los ríos y los humedales facilita el movimiento y la supervivencia de muchas especies. Es esencial para mantener la biodiversidad. La buena circulación de cantos rodados y gravas condiciona también la presencia y desarrollo de numerosas especies de fauna y acuáticas.
Potencia el desarrollo económico
La restauración de ríos y humedales abre el camino a muchas actividades económicas sostenibles (agricultura, pesca, deportes, observación de la naturaleza, descubrimiento cultural, restauración, ecoturismo y hostelería). El río es un componente esencial de los paisajes y la belleza asociada a los mismos junto al patrimonio histórico local, forjan la identidad y originalidad de un territorio.
Todo beneficios
Un curso de agua restaurado significa beneficiarse de los servicios que la misma nos brinda. Reanimación de la flora y la fauna, depuración del agua, reducción de riesgos y daños vinculados a las inundaciones y mucho más. Está más que demostrado que la restauración de los ríos suele ser una solución económica a algunos de los males causados por el ser humano. Y la más respetuosa con el medio ambiente. Día Internacional de Acción por los Ríos 2023.
