La minería submarina está vivita y coleando. Las negociaciones para impedir el inicio de la minería submarina en la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, en sus siglas en inglés), en Jamaica, finalizarán hoy. Lamentablemente, acaba con un resultado decepcionante que podría dejar los fondos marinos a merced de una industria destructiva como la minería submarina.
A pesar del reciente éxito del histórico Tratado Global de los océanos de las Naciones Unidas. Y de que más gobiernos han pedido públicamente una moratoria. Las negociaciones de hoy marcan la última oportunidad de los gobiernos para ponerse de acuerdo sobre cómo responder a una inminente solicitud de minería submarina. Todo ello antes de que expire en julio un ultimátum impuesto por la industria.
Puerta trasera abierta
“Los gobiernos están dejando abierta la puerta trasera de forma imprudente para que la minería submarina se cuele y comience a operar a finales de este año. Se han quedado cortos a la hora de cambiar el sesgo a favor de la minería submarina. Y han tirado la casa por la ventana, dejándonos a todos en peligro por esta peligrosa industria. Este resultado profundamente irresponsable es una oportunidad perdida de enviar una señal clara, justo después del histórico Tratado Global de los Océanos, de que la era de la destrucción de los océanos ha terminado”, ha declarado Celia Ojeda, Responsable del Área de Biodiversidad de Greenpeace España.
ISA
Durante las dos últimas semanas, los gobiernos que forman parte de la ISA se han visto obligados a debatir si bloquear o permitir el inicio de la minería submarina. Las negociaciones no han abordado las preocupaciones de los científicos y los pueblos indígenas y ahora, incluso en ausencia de normas y reglamentos, los intereses de la minería submarina pretenden obligar a los gobiernos mediante un controvertido proceso legal a «considerar y aprobar provisionalmente» una solicitud de minería submarina, en cualquier momento después del 9 de julio.
El mundo se está dando cuenta de la importancia de la amenaza que supone la minería submarina. En los últimos quince días, los defensores de los pueblos indígenas han rechazado la minería submarina, las advertencias científicas sobre los riesgos son cada vez más firmes y el mayor y más antiguo patrocinador empresarial de la industria ha renunciado a ella.
Herencia recibida
“Nuestra herencia y responsabilidad es cuidar de nuestros antepasados que nos preceden y nos dan la vida. Por ello debemos proteger las profundidades marinas como lugar de nuestra creación. Nuestro pasado profundo, nuestro presente y el camino de nuestro futuro. Y, por tanto, nuestro país y nadie debe destruir el lugar de nuestra creación. Es nuestro patrimonio cultural aborigen hawaiano, nuestra identidad, nuestra tradición y nuestra fuente. No puede ser ignorado por la ISA y desatendido en sus acciones irresponsables de entrometerse en mi creación y para la humanidad”, ha declarado Solomon Kaho’ohalahala, descendiente de nativos hawaianos de séptima generación de la isla de Lānaʻi y observador en las negociaciones del ISA.
Peligros ciertos
“La minería submarina seguirá utilizando todos sus trucos para hincar sus dientes mecánicos en el lecho oceánico, apoyada por la supuesta autoridad reguladora. A pesar del creciente número de políticos que afirman que hay que impedir que la industria arranque, el vacilante planteamiento de los gobiernos en la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos es totalmente inadecuado. Si no actúan, caminarán dormidos hacia un futuro en el que permitirán la minería submarina”, concluye Casson. «“Ya es hora de que los gobiernos se den cuenta de lo que está escrito y encierren esta industria en el basurero de la historia”. La minería submarina está vivita y coleando.