La UE tiene la oportunidad de poner coto a las macrogranjas. El debate en torno a la revisión demuestra que las granjas de animales de la UE se han intensificado durante la última década a granjas más grandes y una cría de animales más intensiva.
El IED controla las emisiones de las instalaciones industriales más grandes de la UE, incluidas las grandes granjas porcinas y avícolas. Cualquier instalación controlada por el IED está obligada a reducir emisiones y necesita un permiso para operar.
El sector agrícola de la UE es responsable de la mitad de las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero. Y de ⅔ de la contaminación por emisiones de amoníaco. Actualmente, la UE no va por buen camino en la reducción de sus emisiones y es necesario abordar más las grandes explotaciones ganaderas.
O todo o nada
La propuesta de la Comisión Europea para una revisión de la Directiva busca alinear la IED con los objetivos climáticos de la UE. Es decir, con el Plan de Acción de Contaminación Cero. Y con el Compromiso Global del Metano (que se compromete a reducir las emisiones de metano en un 30% para 2030).
Además de las grandes granjas porcinas y avícolas, la Comisión propone que la IED también se ocupe del ganado bovino y reduzca el umbral para incluir las granjas con 150 o más unidades de ganado (LSU). 150 LSU corresponden, por ejemplo, a una granja grande con 500 cerdos, 150 vacas lecheras, 10 700 gallinas ponedoras o 21 400 pollos de engorde.
Un umbral de 150 LSU cubriría las explotaciones ganaderas comerciales (macrogranjas) más grandes de la UE. Y aumentaría la cobertura de explotaciones avícolas y porcinas intensivas. La nueva propuesta aumentará la cobertura de los IED del 18% al 60% de las emisiones de amoníaco del ganado vacuno, porcino y avícola.
Y extenderá la cobertura del 3% al 43% de las emisiones de metano. Esto ayudaría a la UE a cumplir sus compromisos climáticos y a mejorar la calidad del aire y el agua. La propuesta ha sido criticada por afectar a una mayor proporción de explotaciones de lo inicialmente previsto.
Costes externos de los alimentos de origen animal en la UE
El debate en torno a la propuesta es ilustrativo de otro tema importante que afecta a la UE. La intensificación de la cría de animales. De hecho, aunque la propuesta afectará significativamente a menos granjas de las previstas originalmente, el número relativo de granjas (es decir, el porcentaje) es mayor. Ya que los establecimientos dedicados a la cría más intensiva han crecido y las granjas más pequeñas han disminuido.
El debate también refleja cómo la industria animal no asume los verdaderos costes de su producción. Por ejemplo, el nuevo umbral de 150 LSU cubriría 135.000 explotaciones (según datos de 2020). El coste para las granjas se estima en alrededor de 2.400 euros en promedio por granja por año.
Mientras que la reducción de emisiones traerá beneficios para la salud humana de 5.500 millones de euros por año, según cifras de la Comisión. Dados los grandes costes ‘ocultos’ que la ganadería intensiva tiene para el medio ambiente, la salud pública y el bienestar animal, el sector no debería estar exento del principio de ‘quien contamina paga’.
La propuesta de la Comisión corre el riesgo de ser suavizada por el Parlamento Europeo y el Consejo, aumentando el umbral o eliminando el ganado del ámbito de aplicación. La Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento debatirá y votará esta propuesta la próxima semana.
Mientras tanto, el Eurogrupo para los Animales pide a los miembros del Parlamento Europeo que cumplan los compromisos de la UE con los objetivos climáticos. Con el Plan de Contaminación Cero. El Compromiso Mundial de Metano Y que mantengan el umbral propuesto de 150 LSU para bovinos, porcinos y aves de corral. La UE tiene la oportunidad de poner coto a las macrogranjas.