El hielo desaparece
Permafrost de Mont Jacques-Cartier en peligro. Este cuerpo helado, bajo la cumbre de una montaña que se eleva hasta los 1268 metros es una rareza en el sur de Nunavik. El suelo, las rocas y el agua permanecen bajo cero durante todo el año. Pero los científicos alertan que esta situación podría cambiar drásticamente. Para 2030, la temperatura atmosférica será demasiado alta para mantener este remanente glacial. Y sería el comienzo de su declive.
Esto es algo que ya sucede desde hace años con los glaciares de las Montañas Rocosas. El retroceso que experimentan se agrava año tras año. De hecho, el paisaje de tundra que rodea toda esa área está transformándose y desapareciendo. El futuro no es muy promisorio para estas zonas, que están condenadas a desaparecer por el calentamiento global.
Desde 2009 un grupo de expertos en permafrost han subido a la cumbre de Mont Jacques-Cartier de forma asidua. Su objetivo es descargar las lecturas de temperatura registradas por una sonda que fue instalada allí en 1977. Permafrost de Mont Jacques-Cartier en peligro.
Un científico que sospechaba que allí había permafrost consiguió la financiación. Algo que en aquellas épocas no era fácil. Y logró subir un taladro a la cima de la montaña. El equipo cavó un hoyo de 29 m y deslizó un cable equipado con termómetros. Fueron los primeros en confirmar la presencia de permafrost.
Utilidad del permafrost
El suelo helado de Mont Jacques-Cartier tiene un espesor de 45 metros aproximadamente. Como si de un enorme cubo de hielo se tratase, este permafrost refrigera la cumbre en verano. Su presencia no es imprescindible para que exista la vegetación de la tundra. Pero es innegable que la favorece enormemente.
Esto sucede porque en los intersticios entre las rocas subterráneas hay mucho hielo. Este hace que el suelo cercano a las zonas de permafrost tenga un mayor grado de impermeabilización. De esta manera se evita que el agua se filtre hacia las capas freáticas. Lo que haría que la zona entera se secase.
Un caso excepcional
Y es que no todos los picos de la zona tienen permafrost. Para que el frío penetre en el suelo y lo congele de forma permanente se requieren ciertas condiciones. La primera es que no debe haber mucha acumulación de nieve. Puesto que la misma actúa como un aislante. Otro factor es el perfil del área. Y en el caso de Mont Jacques-Cartier, este es muy aerodinámico, ya que tiene forma de cúpula. Esto hace que esté muy expuesto a los vientos. Y que en invierno la acumulación de nieve no supere los 30 cm.
Se creía que Mount Logan, en el extremo oeste del Parc de la Gaspésie también albergaba permafrost. La sospecha la levantaron unos trabajadores que tenían que colocar una torre de telecomunicaciones allí. Subieron a la cima en pleno verano y se encontraron con suelos helados. Sin embargo, estudios posteriores de la zona descartaron la presencia de permafrost.
Descongelación y erosión química
Para los investigadores el permafrost de montaña es un ‘centinela’ del calentamiento global. Su evolución es muy lenta, por lo que registra hasta las mínimas variaciones de temperatura. Y las registra de tal modo, que persisten durante varios años. Gracias a su estudio, se pueden conocer interesantes y valiosos datos de eras pretéritas. Pero su desaparición está entre las consecuencias hídricas del cambio climático.
Los análisis recientemente realizados por los científicos canadienses son desalentadores. Ya que sugieren que, en poco menos de 9 a 10 años el permafrost de Mont Jacques-Cartier entrará en una fase de contracción. Todavía pasarán algunas décadas más hasta que desaparezca por completo. Pero la sentencia de su desaparición es firme. Permafrost de Mont Jacques-Cartier en peligro.
La flora endémica de Mont Jacques-Cartier sufrirá sus consecuencias, pero también lo hará la fauna autóctona. Además, el derretimiento del hielo subterráneo provocará la erosión química de las rocas. Esto liberará sustancias al agua. Y no se tiene una idea exacta de qué podría haber en las profundidades heladas del permafrost.