Antecedentes: Ahí sigue el hoy inservible mamotreto, encajado en la playa del Algarrobico en Carboneras (Almería), como la metáfora perfecta de un despropósito. El hotel del Algarrobico, que jamás llegó a abrir las puertas, se ha convertido en un símbolo de los años del urbanismo salvaje y de la destrucción del litoral, y ha sido hasta ahora indestructible, a pesar del amplio consenso social que existe sobre su derribo y de que la Justicia ha concluido que se construyó en terreno protegido, donde no podía hacerse.
El hotel El Algarrobico, ubicado en el corazón del Parque Natural de Cabo de Gata, en la provincia de Almería, vuelve al centro de la actualidad tras confirmarse que será finalmente demolido. Este martes 11 de febrero, el Consejo de Ministros ha iniciado el proceso para la declaración de interés público de parte de los terrenos en los que se levantó el polémico complejo, un paso previo para la expropiación y su posterior demolición.
El objetivo es acabar con la larga batalla judicial y la controversia que El Algarrobico ha generado desde el inicio de su construcción, hace ya más de dos décadas.
Para ello, el Gobierno ha pedido a la Junta de Andalucía que siga los mismos pasos y expropie la parte de los terrenos de competencia autonómica, puesto que el Ejecutivo solo puede actuar sobre los primeros 100 metros desde la línea de costa. El Ejecutivo destinará siete millones de euros a la demolición y a los costes para restaurar después la zona, mientras que atribuye a la Junta la inversión necesaria para gestionar los desechos que se generen.
La historia de este hotel fantasma, propiedad de la constructora Azata del Sol, S.L., ha estado repleta de altibajos. Aunque en un principio contaba con permisos municipales y autonómicos, pronto comenzaron a surgir denuncias de organizaciones ecologistas alertando de su ilegalidad por invadir un área de especial protección frente al mar.
En 2008, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) paralizó las obras cuando ya estaba casi terminado, augurando, posteriormente, su derribo. Sin embargo, su desenlace se ha encallado una y otra vez en los interminables procesos judiciales que repasamos por medio de esta cronología.
Declaración de utilidad pública de los terrenos en los que se asienta El Algarrobico
El Consejo de Ministros de este martes ha acordado la declaración de utilidad pública de los terrenos en los que se asienta El Algarrobico. A este paso seguirá, en su tramitación, la adopción del acuerdo de urgente ocupación e hitos administrativos hasta la expropiación y la demolición, tal y como ha explicado en rueda de prensa la vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen.
“El Algarrobico es un símbolo de un urbanismo acelerado y sin condicionantes ambientales, pero también podría ser el símbolo de algo que no acaba de tener solución. Para nosotros es fundamental dar respuesta a la ciudadanía y el Gobierno viene hoy con soluciones”, ha señalado Aagesen.
El edificio está fuera de dominio público, en terrenos privados parcialmente afectados por la servidumbre de protección, pero como ha explicado la vicepresidenta en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros, la otra parte es competencia de la Junta de Andalucía al adentrarse más allá de este límite.
En el protocolo de protección de la playa firmado en 2011 entre el Gobierno de España y la Junta de Andalucía se acordó que el Estado financiaría la demolición de la edificación y la comunidad autónoma, la gestión de los residuos y la restauración de los terrenos. “El Gobierno se hace responsable de la demolición. Estimamos que el coste puede ascender hasta los 7 millones de euros. Queremos contar con todas las administraciones, con el sector privado concernido para avanzar; que ese símbolo de lo que no se debe hacer acabe siendo el símbolo de lo que se resuelve”, ha afirmado la vicepresidenta.