Usar la electricidad para comprimir el aire, almacenarlo en un tanque y utilizar la fuerza que se produce al liberarlo para mover un vehículo parece una buena idea. Desde luego, un funcionamiento mucho más fácil de entender que el de los cátodos nano construidos que hay en el interior de una batería de iones de litio.
Y hay empresas que ya llevan un tiempo metidas en la construcción de coches impulsados con aire comprimido. En Ison21 hemos hablado de ellos. Las dos empresas más importantes son la francesa MDI y el gigante indio Tata Motors.Hay gente que ya habla de la muerte del coche de aire comprimido. Se trata de una cuestión física: por cada conversión de un tipo de energía a otro disminuye la eficiencia. En los coches eléctricos, la energía se convierte en electricidad y la electricidad se convierte en movimiento. En los coches de aire, la energía se convierte en electricidad, la electricidad se usa para comprimir el aire y el aire comprimido para producir movimiento. Sólo por esta razón, los coches de aire comprimido siempre serán menos eficientes que los coches eléctricos. Pero hay más razones.
Más problemático aún, no se ha desarrollado todavía un coche de aire comprimido capaz de circular a una velocidad de autopista, o de superar los 10 km de autonomía. Se hicieron promesas, y con la entrada de Tata Motors en el sector, muchos empezamos a creerlas.
Pero el objetivo de Tata de lanzar un coche de aire en 2008 no se ha cumplido. En 2009, Tata manifestó que la corta autonomía del coche, unido a la imposibilidad de evitar el enfriamiento (cuando el aire comprimido se libera, el depósito disminuye mucho de temperatura) los convertían en muy poco prácticos.
Así que seguiremos hablando de electrodos con nano tubos y cosas similares, que aunque técnicamente son más confusas, resultan mucho más eficientes.
La buenas noticias es que el Volt y el Leaf casi están en la calle, por lo que esa tecnología no parece vaporware.
