Las asociaciones más extrañas jamás imaginadas en el mundo del automóvil están sucediendo. Pero la razón es de fuerza mayor. Un gran número de compañías quiere ahorrarse 15 000 millones en multas. Europa tiene en su lista de objetivos liderar la transición hacia los vehículos eléctricos. Para ello, el Parlamento Europeo ha interpuesto una fecha para decir adiós a los coches de combustión. La meta es que el 1 de enero de 2035 los conductores de Europa solo tengan acceso a compras de coches eléctricos.
Europa tiene un camino dibujado para conseguir su objetivo
Siguiendo esta línea, Bruselas ha dictaminado altas multas a las marcas que se exceden de un cierto nivel de emisiones. La Asociación de Fabricantes de Turismos en Europa (ACEA) pone de manifiesto de que las empresas pueden llegar a desembolsar hasta 15 000 millones de euros.
No obstante, las presiones gubernamentales y empresariales han forzado a Bruselas a implementar algunos cambios en su accionar. Durante el pasado mes de marzo, se modificaron las condiciones fijadas para las marcas. Europa alivió los topes de las emisiones.
Los dirigentes de Europa han otorgado de margen hasta 2027 para que las diferentes compañías cumplan con las metas de emisiones previamente previstas para 2025. Las consecuencias de no cumplir con la normativa son devastadoras para las firmas.
La multa es de 95 euros por cada gramo adicional superando la barrera de los 93,6 gramos de CO2 por kilómetro. Para garantizarse que llegan a los límites impuestos, las empresas llevan un tiempo comprando derechos de emisiones a otros fabricantes que sí se conservan por debajo de los estándares fijados.
De esta manera, varias marcas están realizando alianzas con el objetivo de evitar las elevadas multas que las acechan por parte de Bruselas. Les resulta más económico comprar derechos de emisiones que pagar las multas.
Las multas de Europa han dado lugar a asociaciones impensadas
Pese a ello, las marcas se están viendo obligadas a gastar sí o sí, por lo que escogen el “mal menor”. El desembolso se compensar con una subida de precios que ya se está notando en Europa. Esta situación ha derivado en asociaciones entre empresas que hasta hace poco hubiéramos tachado de imposibles o muy poco probables.
Una de esas asociaciones impensadas es la que hoy vemos entre Nissan y BYD. Otra de las asociaciones llamativas es la de KGM (antigua Ssangyong) y el fabricante Xpeng. Por ahora, Tesla es la empresa que más derechos de emisiones atesora. Su volumen es tal que los cede a múltiples marcas y compañías.
En ese grupo de asociaciones con Tesla vislumbramos las 15 marcas del grupo Stellantis, Toyota y Ford, además de Subaru, Mazda, Honda y Suzuki. Mercedes opta por la misma metodología con un acuerdo firmado con Volvo.
La firma sueca se encuadra, al igual que Smart, Polestar y Lynk & Co, dentro del conglomerado chino de Geely. Al mismismo tiempo, Geely se alza como el segundo mayor accionista de Mercedes, tras el Grupo BAIC.
Volkswagen y Renault quedarían fuera de las asociaciones
Todo indica que fabricantes como Volkswagen o Renault tienen capacidad para superar los límites por cuenta propia. Hasta ahora, ninguna ha establecido asociaciones de alianza con competidores. Con esta situación como telón de fondo, los coches eléctricos continúan subiendo su cuota de mercado.
En 2024 supusieron el 12% del parque de vehículos nuevos. La estimación es que para finales de 2025 la cuota asciende hasta el 15%. En definitiva, el mundo del automóvil está viendo llegar las asociaciones más extrañas jamás imaginadas. Todo sea por ahorrar 15 000 millones en multas. Un escenario que se une al que podría ser el futuro del coche eléctrico.














