España inventó un motor de agua hace años, pero el mundo no creyó en el proyecto. Ahora Japón busca recuperar el concepto. Si este motor futurista a la altura de la Fórmula 1 logró llamar tu atención, no puedes perderte lo que viene a continuación. La carrera por encontrar el combustible sustituto de los fósiles ya ha comenzado.
Expertos y compañías del sector trabajan arduamente para hallar la ‘fórmula perfecta’ que ofrezca eficacia y sostenibilidad al mismo. En este contexto, las tecnologías eléctricas e impulsadas por hidrógeno han adquirido una gran notoriedad. Sin embargo, muchas de las propuestas que aparecen en la actualidad son reflejos de que se expuso hace años y no prosperó.
Volver a apostar por ellas con nuevos avances puede significar la concreción de un proyecto a medias. En un marco cargado de incertidumbre y un gran número de ofertas, España mira hacia atrás y recuerda uno de los nombres más relevantes en la historia del transporte: Arturo Estévez Varela.
Hizo un importante aporte con su motor alimentado por agua. Se trataba de un ingeniero extremeño que dedicó parte de su vida a crear todo tipo de dispositivos. Entre ellos, destacó el motor que funcionaba con agua, una pieza que generó una gran expectativa.
Viajó por la península mostrando cómo podía utilizar el agua como combustible en los motores de las motos. En cada nueva ciudad, Estévez repetía la misma secuencia. Organizaba un encuentro con los vecinos para beber agua en una jarra y demostrar que se encontraba libre de aditivos. Después vertía el resto del agua en el tanque del combustible de la moto, arrancaba el vehículo y desaparecía de la ubicación estipulada. Hizo esto varias veces hasta que su proeza llegó a los medios de comunicación.
España creó el motor de agua que hoy Japón trata de recuperar
El gobierno franquista prestó especial atención a este motor de agua y dispuso una comisión de expertos para analizar qué sucedía realmente. La investigación desembocó en que posiblemente el motor realizaba una mezcla dentro del tanque. Se estimó que el presunto ingrediente oculto habría sido boro.
Este material era demasiado caro en el mercado, por lo que el proyecto se consideró inviable. No obstante, Estévez siempre defendió que el ingrediente secreto no era el boro. Otras investigaciones posteriores suscitaron que el elemento clandestino era el ferrosilicio.
Combinado con agua, produce oxidación, dando como resultado la producción de hidrógeno, aunque esta información tampoco se sabe con certeza. Aun así, el invento se vendió. La industria automovilística ha intentado replicar en varias oportunidades opciones basadas en pilas de hidrógeno que se parecen en cierta forma a este invento. ¿Por qué? Porque pueden llamarse motores de agua, dado que el agua es el único subproducto al utilizar hidrógeno como combustible.
Actualmente, existen varios modelos equipados con esta fuente de energía y, aunque no se venden de forma tan masiva como los tradicionales de combustión, están sentando un precedente. Algunos consideran incluso que el hidrógeno podría tratarse del combustible del futuro. En este contexto, Japón está apostando por el hidrógeno como combustible, tratando de rescatar el concepto de motor de agua acuñado por España hace años atrás.
España lo creó, pero Japón lo redefine: esto es lo que está pasando con el motor de agua
Las firmas japonesas Toyota y Yamaha están creando un motor V8 de hidrógeno para salvar la combustión interna. Junto con Mazda, Kawasaki y Subaru han tomado el compromiso de seguir invirtiendo en la tecnología del motor de combustión interna como una de las posibilidades en las que el hidrógeno podría desplegarse.
Un escenario alineado con los planes de Japón, donde el hidrógeno ocupa una posición relevante. El país considera que, para lograr su independencia energética y una huella de carbono neutra, el hidrógeno debe tener un lugar privilegiado.
De esta manera, Japón trata de recuperar el motor de agua que una vez captó la atención del mundo desde España. Una iniciativa tan impactante como el motor secreto que Suecia lleva décadas desarrollando en secreto.