Dicen que las buenas ideas, deben replicarse y Asia se lo ha tomado muy enserio, pues quiere copiarle las estrategias a Europa. La idea es lograr la meta de la descarbonización del transporte, sin embargo, no será sencillo, pues se están corriendo muchos riesgos y se está recorriendo un camino donde todo puede pasar.
Europa se vuelve un ejemplo seguir
Europa se propuso ser la primera región del mundo en eliminar los gases contaminantes de sus carreteras, una meta muy ambiciosa y para lograrlo, Bruselas lanzó una estrategia radical para cambiar por completo la forma en que compramos y usamos los coches.
La estrategia ha abierto una nueva era en la movilidad y ahora otros países, como Corea del Sur, están listos para seguir ese camino, sin embargo la fórmula europea es una apuesta muy arriesgada. La gran pregunta es si una regla que está causando tantos problemas en Occidente puede tener éxito en Asia.
Los fabricantes de coches europeos se han estado quejando de que esta medida los obliga a invertir miles de millones muy rápido para adaptarse y para remate, esta medida se está imponiendo justo cuando estamos en el boom de los coches chinos que son más baratos.
Pero ¿De qué medida estamos hablando? ¿Cuál es esta regla tan polémica? Se trata la normativa de 2035, que prohíbe la venta de coches con motor de combustión a partir del 1 de enero de ese año con el fin de proteger a nuestro planeta de los gases contaminantes.
No todos están conformes
La queja más importante de las empresas de autos en Europa es que esta norma los obliga a cambiar a una velocidad demasiado rápida y que no es sostenible. Básicamente temen que, por apresurarse terminen perdiendo una parte enorme del mercado.
Están convencidos de que, al forzar un cambio tan pronto, la industria europea quedará en una gran desventaja económica y tecnológica frente a la fuerte competencia de Asia. Esta presión los pone en una posición muy delicada, de hecho, la propia Europa ya tiene dudas sobre su plan inicial.
Las ventas muestran que será casi imposible lograr que la mayoría de los autos vendidos sean eléctricos de aquí al año 2035, por eso, es muy probable que revisen y retrasen o cancelen esa prohibición este mismo año.
El caso de Corea del Sur
Pero a pesar de las dudas, la norma europea ha servido como un ejemplo que otras regiones quieren copiar, de hecho, el Ministerio de Medio Ambiente de Corea del Sur está estudiando la posibilidad de restringir la venta de vehículos de gasolina para el año 2035 para cumplir sus metas ambientales.
El caso de Corea es curioso, pues aunque exportan muchos coches eléctricos, sus propios conductores no los compran. La reducción de emisiones del transporte en el país ha sido mínima y actualmente solo 850 000 coches de cero emisiones circulan por sus carreteras.
Dado que los coreanos no están comprando coches eléctricos por voluntad propia, las autoridades ven la prohibición como la única salida para cumplir sus metas. Para alcanzar el objetivo más ambicioso, Corea necesitaría tener un 35% del total de vehículos circulando como eléctricos.
El ministro Kim Sung-hwan ha mostrado su gran preocupación, afirmando que «Necesitamos reducir los vehículos de combustión interna al doble del ritmo actual», sin embargo, la experiencia de Europa demuestra que no es la opción que más anima a los conductores y a las empresas.
La gran pregunta global que sigue es ¿Puede una estrategia tan estricta, que está causando serios problemas y quejas a los fabricantes europeos, funcionar en un país como Corea del Sur sin frenar la industria automotriz? El mundo estará atento a la respuesta para ver si esta polémica formula funciona, pero mientras esperamos, China ha creado el material del futuro.