Por primera vez se ha podido comprobar que la ley de brevedad del lenguaje humano, según la cual las palabras más frecuentes tienden a ser más cortas, se cumple también en otras especies animales, Un trabajo llevado a cabo por dos investigadores de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y de la Universidad de Aberdeen (Reino Unido) confirma que los delfines en la superficie del agua ejecutan con mayor frecuencia los movimientos más simples, indicó el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
«Los patrones de comportamiento en la superficie de los delfines obedecen a la misma ley de brevedad del lenguaje humano, y los dos buscan los códigos más simples y eficientes», explicó Ramón Ferrer i Cancho, coautor del estudio que aparece en la revista «Complexity» e investigador del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UPC. Ferrer i Cancho, junto al científico David Lusseau, de la universidad escocesa de Aberdeen, han demostrado que cuando los delfines actúan en la superficie del agua tienden a ejecutar los códigos más sencillos, al igual que el ser humano usa más las palabras de menos letras cuando habla o escribe.
Los investigadores establecieron los distintos patrones de comportamiento en superficie de un grupo de la especie de delfín «nariz de botella» de Nueva Zelanda. Cada patrón se genera por la suma de hasta cuatro unidades básicas de movimiento. En total, los científicos cuantificaron más de 30 patrones de comportamiento con sus correspondientes unidades y comprobaron que los delfines ejecutan más los patrones constituidos por una unidad, mientras que los constituidos por cuatro unidades son los menos frecuentes.
«Los resultados demuestran que las estrategias de codificación simples y eficientes del comportamiento de los delfines son similares a las que empleamos cuando utilizamos las palabras, y son las mismas que se aplican, por ejemplo, a la hora de comprimir una imagen fotográfica o de vídeo y ahorrar espacio», señaló Ferrer. Este trabajo revela que el lenguaje humano se sirve de los mismos principios que rigen los sistemas biológicos, «lo que nos hace pensar en la necesidad de romper las clásicas barreras entre disciplinas», apuntó.
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