“Tras vencer el plazo para su ingreso voluntario, la asesina de animales del tristemente célebre “refugio de los horrores” de Torremolinos, que acabó con la vida de más de 2000 perros y gatos, sostiene que tiene problemas graves de salud, justificación con la que pretende evitar ir a la cárcel.”
¿Se cumplirá la sentencia?
Tras una decisión tomada por el Juez de lo Penal del Juzgado N.º 14 de Málaga, en la que se la consideró culpable de varios delitos, entre ellos el de Maltrato Animal, Carmen Marín debería haber ingresado en prisión, para cumplir con la pena de 3 años y 9 meses, que pesa sobre ella.
Para sorpresa de todos los que esperaban verla tras las rejas, la defensa de Carmen Marín pide que la sentencia se suspenda alegando, que sufre episodios de pánico, ansiedad y depresión. La solicitud se acompañó de diversos informes médicos y de hospitales, que probarían que padece daños, tanto psicológicos como físicos.
¿Qué hizo y por qué?
La señora Carmen Marín era la presidente del Centro Animal, un refugio situado en la ciudad malagueña de Torremolinos y su ayudante Felipe Barco, era un colaborador del mismo centro; ambos se dedicaban a lucrar con esta institución, en vez de proteger a los animales.
Para ello cobraban por el ingreso de perros (60€ un adulto, 45€ un cachorro) y de gatos (25/30€) y luego, para que no hubiese sobrepoblación, realizaban sesiones de eutanasia, sin supervisión veterinaria y muchas veces, sin respetar los períodos mínimos de retención de los animales, indicados por la ley.
El procedimiento era el siguiente: hasta tres veces por semana, Barco y Marín desconectaban las cámaras de seguridad del centro, ponían música (que enmascaraba los gritos de agonía de los animales) y les administraban dosis mínimas de barbitúricos, por lo que la muerte les sobrevenía lenta y dolorosamente.
Cuando el SEPRONA realizó su primera inspección (motivada por la denuncia de un veterinario, que grabó un video de lo que sucedía) descubrió que, en los congeladores del centro había más de 50 perros y que muchos de ellos, presuntamente habían sido introducidos allí, estando aún vivos.
Ni Marín ni Barco eran veterinarios, por lo que el procedimiento que realizaban era completamente ilegal, pero lo que más impresionó a la fiscalía, el SEPRONA, los jueces y el público en general, fue la absoluta sangre fría, con la que ejecutaron en algo más de un año y medio, el exterminio de 2183 animales, cifra que se cree podría ser mayor.
El porqué de tal proceder tenía un objetivo meramente lucrativo. Los ingresos del Centro eran jugosos, ya que cuantos más perros y gatos aceptaban (y mataban), más dinero y donaciones conseguían, porque el centro contaba con una gran reputación.
Nacho Paunero, Director de El Refugio, institución que se personó como acusación popular en el caso y lo sigue de cerca desde hace 6 años, dijo a ECOticias que: “esta es una victoria legal que se debe festejar” y destacó que: “es la primera vez, que una persona cumplirá efectivamente una pena de cárcel por Maltrato Animal, en toda la historia de España”.
ECOTicias aplaude el hecho de que la sentencia (se cumpla o no) haya sentado un importante precedente legal. El paso siguiente ideal sería que, por fin, en España hubiese una Ley Nacional de Protección Animal, que contemple, éstos y otros miles de casos de maltrato, que ocurren cada día.