Hace 4 años, se censaron de 41 a 47 parejas; el año pasado subió a las 62 y este año se ha llegado a las 66 parejas según datos del último censo.
Esta recuperación, nos cuenta el ornitólogo del parque Albert Burgas, puede atribuirse a las diferentes medidas que se implantaron años anteriores con la señalización de las zonas de cría, la restricción del acceso a aquellos lugares más sensibles durante la época de nidificación, la restauración del hábitat en zonas de dunas costeras, el aumento de la sensibilización de los visitantes de las playas, la instalación de grandes jaulas y defensas anti depredadoras, la regulación de los usos de las playas en el periodo de nidificación, etc.
Los ornitólogos del parque también opinan que la gran borrasca Gloria del pasado mes de enero, que se exacerbó al llegar al Mediterráneo ocasionando grandes lluvias y fuerte oleaje y vientos, tuvo un efecto positivo sobre esta especie en las zonas del Parque Natural donde normalmente se reproduce, pero sobretodo, los datos actuales revelan una tendencia natural al crecimiento de la población: las hembras de chorlitejo patinegro de este año son fruto de los años anteriores.
Posiblemente también habría que dar las gracias al confinamiento a causa del Covid-19 al proveer al chorlitejo zonas de nidificación especialmente tranquilas y sin visitantes.
Los turistas que frecuentan las playas del Parque Natural de los Aiguamolls deben de tener en cuenta que es esencial respetar la señalización, no recoger polluelos aunque parezcan abandonados, no llevar los perros sin atar (incluso el perro más pequeño podría matar polluelos o destruir una puesta), si encuentra un nido, alejarse rápidamente, …
El esfuerzo común y el comportamiento responsable de todos los que disfrutamos de las playas son cruciales para seguir con la recuperación de esta especie.
Fotos: Albert Burgas