Cuántas medusas se esperan
Ignacio Franco, investigador del centro oceanográfico de Murcia, perteneciente al Instituto Español de Oceanografía (IEO), ha afirmado que la llegada de medusas a las playas españolas podría ser menor que en anteriores periodos estivales. El experto asegura que no es algo que se pueda precisar, ya que depende de factores aleatorios como el viento, las corrientes marinas o los temporales en las costas afectadas.
Josep-María Gili, biólogo marino del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC de Barcelona, recuerda que la llegada de medusas es un fenómeno natural, pero ha ido en aumento y podría ir a más en los próximos años. Según este experto, factores como el calentamiento de las aguas costeras y la falta de lluvias y de aportes de aguas de los ríos al mar permiten a las medusas llegar con más frecuencia.
Los científicos recuerdan la necesidad de apoyar mayores investigaciones, hasta ahora escasas. En España sólo hay datos desde 2007, mientras que en otras zonas del Mediterráneo, como el Adriático, han realizado seguimientos desde hace unos 40 años. Según el investigador del IEO, en estas zonas se han comprobado ciclos de diez años con muchas medusas y otros de cuatro o cinco años con pocas. No obstante, matiza que no significa que sea igual en España, porque las características del mar son diferentes.
En cuanto a la peligrosidad de las medusas, la mayoría de las detectadas en las costas españolas no son muy dañinas y ninguna es mortal. Una de las especies más habituales y que más problemas da en verano es la «pelagia noctiluca». Su roce puede ocasionar una lesión cutánea, con una sensación similar a la de quemarse con un alambre.
Especies más peligrosas
La alarma social ante la llegada de especies más peligrosas es exagerada, según los investigadores. La «carabela portuguesa», procedente de África, se ha visto en algunas zonas costeras, tanto del Cantábrico como del Mediterráneo. Esta especie es capaz de causar un dolor y síntomas más intensos, que pueden acabar con la hospitalización del afectado. Según Ignacio Franco, no hay motivos para preocuparse: el año pasado se registraron seis ejemplares en playas y otros seis se vieron en el mar. Además, añade, es una especie que no aguanta las altas temperaturas y, por ello, no pasan a menudo de abril o mayo.
De manera similar, una cubomedusa de la especie «carybdea marsupialis», propia de aguas tropicales, ha causado alerta en las playas de Denia. Un estudio de la Universidad de Alicante daba a conocer la presencia de esta especie, difícil de detectar por su pequeño tamaño, pero cuya picadura es dolorosa. No obstante, los responsables de la institución universitaria han reconocido que en realidad se trataba de un trabajo de 2008 y que el problema ahora en Denia no es preocupante.
Los científicos subrayan que no es posible una «sopa de medusas» generalizada por el Mediterráneo, como se ha llegado a asegurar. Estos animales se concentran en áreas delimitadas, aunque en algunos casos ocupan varios kilómetros de extensión y se desplazan a través de las corrientes hacia la costa. Tan sólo en áreas cerradas, como el Mar Menor, podría registrarse este fenómeno.
ALEX FERNÁNDEZ MUERZA – www.consumer.es – EROSKI