Este arbusto requiere de un abono muy rico en fósforo, potasio, magnesio y hierro, sobre todo en la época de crecimiento, y detesta el agua dura o con exceso de cal.
Una planta tan exigente es normal que en ocasiones no presente un aspecto adecuado, debido a que no se le han aportado los cuidados necesarios.
Si la camelia pierde sus capullos antes de que se abran lo más probable es que se deba a un exceso de riego. Es muy importante que durante los tres meses de floración reciba muy poca cantidad de agua, para que sus pedúnculos se formen fuertes y soporten el peso del capullo de la flor. Asimismo, la falta de magnesio puede provocar la caída del capullo de la flor.
Conviene no regar la planta con agua del grifo, debe emplearse agua de lluvia o mineral. Si no queda más remedio puede utilizarse agua del grifo con un poco de vinagre que mitigue el efecto del calcio, elemento muy nocivo para estos ejemplares.
Por último, si el sustrato sobre el que se asienta la camelia es excesivamente húmedo provocará una pérdida prematura de las hojas, por lo que se deberán eliminar dos terceras partes de sus raíces, para evitar que adquiera tanta humedad, y añadir nuevo sustrato. Tenga en cuenta que si se recorta su sistema de raíces será necesario actuar de manera proporcional con su parte aérea, de lo contrario las raíces no lograrán absorber todos los nutrientes que requiere un ejemplar desarrollado en exceso.