Las nuevas fotografías y vídeos que Oceana ha tomado durante los dos meses de expedición que se ha llevado a cabo esta primavera ponen al descubierto el devastador impacto de la contaminación, de la sobrepesca y de las destructivas prácticas pesqueras en el medio ambiente marino. Sin embargo, las imágenes también muestran zonas con ricos ecosistemas y biodiversidad, lo que da pistas de lo que el Mar Báltico podría ser si se amplían y protegen las Áreas Marinas Protegidas y si se exige el cumplimiento de la ley y la normativa vigentes.
«Establecer una red del 20-30% de Áreas Marinas Protegidas, incluyendo reservas marinas y zonas de no captura, es la clave para la recuperación de todos los océanos, especialmente el Mar Báltico. Las pesquerías insostenibles, cuyas consecuencias diezman los stocks de pesca comerciales y reducen la producción pesquera, deben eliminarse. Un paso importante hacia una explotación sostenible del mar es la designación de áreas protegidas en las que se prohíban el dragado y el arrastre de fondo», ha afirmado el Dr. Michael Olesen, científico marino y profesor asociado de la Universidad de Copenhague.
Diferentes estudios muestran que mejoras en las medidas de protección y una gestión más estricta de las fuentes de pesca beneficiarían a los pescadores y a las comunidades que dependen de las pesquerías, así como a los ecosistemas que se encuentran en peligro.
«Si la gestión de las poblaciones de peces se hace de manera responsable, seremos testigos de una verdadera recuperación de dichas poblaciones. Por ejemplo, los beneficios de los pescadores se multiplicarían por 5 en los próximos 10 años si la población de bacalao del Báltico oriental puede continuar su actual recuperación«, ha explicado el Dr. Rainer Froese, científico de ecología marina en el IFM-GEOMAR de Kiel. «Es importante tener en cuenta las relaciones de la sobrepesca con la ciencia, la sociedad y la naturaleza, y no sólo con los peces y los pescadores».
Oceana señala que el fin de los perjudiciales subsidios al sector es crucial para acabar con la sobrepesca. Los subsidios a la pesca fomentan que los pescadores pesquen en exceso cuando ya casi no quedan peces, lo que provoca el agotamiento de los stocks, especies y ecosistemas amenazados, mayores inversiones en las flotas de pesca, precios en caída y pérdidas económicas. «Una sostenibilidad ecológica a largo plazo y unos stocks sanos son la base económica de un sector pesquero sano, y han de ser el objetivo principal de la reforma de la Política Pesquera Común», concluye Anne Schroeer, Economista y Project Manager la oficina de Oceana en el Mar Báltico.
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