Según Zaharescu, que ha hecho su tesis en la Facultad de Ciencias de la Universidade de Vigo, la reducción de la cubierta de nieve o el aumento de la frecuencia de períodos secos, ha provocado una mayor acumulación de esos metales en los lagos y ha alertado de que se trata de «dos elementos peligrosos» que pueden afectar a los cursos de agua que bajan de las montañas.
Tras estudiar los efectos del cambio climático en los lagos de los Pirineos, que tienen una «alta sensibilidad a los factores medioambientales», este investigador ha concluido que los niveles de acumulación de níquel y arsénico en las rocas han superado los límites de seguridad para la protección de la vida acuática en los sedimentos superficiales.
A partir de ahí, Dragos Zaharescu alerta de una «amenaza potencial para los ecosistemas y las poblaciones», y ha recordado que el riesgo se incrementa con el paso del tiempo, teniendo en cuenta las predicciones de los modelos climáticos para las próximas décadas.
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Así las cosas, este investigador ha apuntado que el mayor peligro son las alteraciones de las temperaturas y precipitaciones, porque pueden causar «cambios graves en la hidrología, cubierta de nieva, régimen de desgaste o erosión del suelo».
Por ello, considera necesario que el ser humano no introduzca modificaciones en esos espacios, como remover el sedimento del fondo de los lagos, y que los resultados de las investigaciones se trasladen a los responsables de esas zonas para buscar «fuentes de agua y alimento alternativas procedentes de zonas no contaminadas».
Además, Dragos Zaharescu ha advertido de que, en caso de que no se tomen medidas encaminadas a frenar los efectos del cambio climático en esa zona, no se puede descartar la necesidad de trasladar poblaciones humanas.
ECOticias.com – ep