Investigaciones recientes han identificado 525 RSAC —Relevant Sites for Amphibian Conservation— distribuídos por Europa en cuadrículas de aproximadamente 50 × 50 km, como áreas críticas para los anfibios debido a la combinación de amenazas climáticas y el impacto de las carreteras.
Estas zonas, la mitad se encuentra en Europa Central y Oriental, y la otra mitad está repartida por la cuenca del Mediterráneo. En estos lugares, los cambios de temperatura anual han sido generalizados, aunque los aumentos son menos pronunciados en regiones mediterráneas y atlánticas.
En cambio, en Europa Central y Oriental se detectan tendencias hacia menos precipitaciones diarias, menos días consecutivos de lluvia, lo que implica sequías más frecuentes o extensión de períodos secos.
Los dos parámetros clave en el cuidado de los anfibios en Europa
El cruce de datos sobre las tendencias climáticas y la densidad de las carreteras en Europa han permitido a científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid identificar 525 zonas claves en el continente para la conservación de los anfibios, el grupo de vertebrados más amenazado.
La mitad de los Sitios Relevantes para la Conservación de Anfibios (RSAC, por sus siglas en inglés) se encuentra en Europa central y del este y la otra mitad en la cuenca mediterránea.
Los resultados de la investigación, en la que también participa la Universidad de Lisboa, «indican que las áreas más continentales, además de tener una red de carreteras más densa que aumenta el riesgo por el aislamiento de poblaciones y los atropellos, han estado expuestas a mayores incrementos de temperatura y a una creciente incidencia de las sequías«.
En cuanto a las zonas mediterráneas, han experimentado menores incrementos de temperatura, pero una mayor probabilidad de precipitaciones extremas.
«En la costa este del mar Adriático, Francia, Suiza e Italia los anfibios son particularmente vulnerables debido a la baja fecundidad de las especies y la alta exposición a amenazas», concreta el estudio.
Según Pedro Aragón, investigador del Museo, «la identificación de estos sitios vulnerables es esencial para diseñar estrategias de conservación adaptativas que respondan a escenarios futuros de cambio global«.
Para llevar a cabo la investigación sobre los anfibios, que son más vulnerables porque dependen de las condiciones climáticas externas y tienen baja movilidad, se utilizaron herramientas de análisis geográfico, dividiendo el territorio en cuadrículas de 50 x 50 km «para seleccionar aquellas que concentran mayor diversidad de anfibios o presencia de especies amenazadas».
Esto ha permitido «destacar áreas no solo por su biodiversidad, sino también por la resiliencia potencial de los anfibios frente a amenazas ambientales». El estudio subraya que en una buena parte de la Red Natura 2000 los niveles de protección de los anfibios son bajos.
«Lo que pretendemos», ha indicado Tarjuelo, «es que los mapas de vulnerabilidad potencial constituyan una herramienta para indicar lugares donde es urgente realizar estudios in situ, y así ahondar en las consecuencias de los patrones temporales detectados».
En combinación, el clima (temperaturas crecientes, lluvias menos frecuentes, episodios extremos) y la circulación de vehículos, tanto por la mortalidad directa (atropellos) como por los efectos de fragmentación de hábitats, ruido, polución, alteración de microclimas locales, configuran un escenario crítico para la conservación de los anfibios en Europa.
Las RSAC por tanto ofrecen una herramienta geográfica para focalizar medidas de conservación, restauración de charcas, corredores ecológicos y también mitigaciones asociadas al tráfico para reducir muertes y mejorar la conectividad. EFE / ECOticias.com