Desde AENA y la Generalitat de Catalunya afirman que la ampliación del Aeropuerto de El Prat es una solución ‘verde’ y sostenible. Pero los ecologistas no están de acuerdo en este punto, puesto que temen que el Delta del Llobregat acabe por pagar las consecuencias de este tipo de acciones, otra vez.
No se puede ignorar que cuando se hicieron las anteriores obras de ampliación sobre esta misma pista se prometieron muchas cosas, para que se le otorgasen las autorizaciones ambientales y hasta ahora todas estas promesas han caído en ‘saco roto’.
Por ello, desde Bruselas ya han advertido que antes de hablar de una nueva ampliación hay que dar cuentas del expediente de sanción que pesa sobre España desde 2021 por este tema. Por otra parte, los ecologistas han dejado claro que se opondrán firmemente a todo proyecto que se disfrace de ecofriendly, pero en realidad sea una simple ampliación ‘pintada de verde’ y pueda afectar al Delta.
Una ampliación en ‘plan’ ecopostureo
La nueva propuesta para ampliar el Aeropuerto Josep Tarradellas presentada por AENA y la Generalitat de Cataluña, se presenta como un proyecto moderno y sostenible para recuperar la capacidad operativa de 90 operaciones por hora, alcanzar la neutralidad climática en 2030 e impulsar un anillo verde alrededor del aeropuerto.
Sin embargo, los ecologistas consideran que el proyecto sigue arrastrando las mismas contradicciones estructurales que ya motivaron una fuerte oposición social y ambiental en 2021 y que afectan directamente al delta del Llobregat.
“Se disfraza de excelencia ambiental, lo que, en realidad, es una ampliación clásica”, alerta Cristina Sánchez, delegada de SEO/BirdLife en Cataluña. “Hablamos de un aumento del tráfico aéreo, de más presión sobre espacios naturales protegidos y de una gestión ambiental artificial que llega demasiado tarde y no revierte la degradación del Delta.”
Además, ponen de manifiesto que el Gobierno aún no ha hecho público cómo cumplirá los requerimientos ambientales derivados del procedimiento de infracción abierto por parte de la Comisión Europea por no proteger el Delta del Llobregat.
Promesas ambientales que tienen muy poca credibilidad
La propuesta oficial afirma que “la mejora del aeropuerto no puede disociarse de la mejora ambiental del Delta” y plantea diversas medidas compensatorias: la reconfiguración de la laguna de La Ricarda, la adquisición y restauración de terrenos para un anillo verde, un plan integral de gestión hídrica, el refuerzo del Consorcio del Delta y hasta una ratio 1:10 de compensación de espacios de la Red Natura 2000 afectados.
Todo ello debería canalizarse mediante un Fondo Ambiental específico. En cualquier caso, unas medidas compensatorias no pueden ser una contraprestación de cualquier tipo de proyecto. Es más, su formulación y ejecución conlleva una aceptación previa por parte de la Comisión Europea.
Según la organización, este tipo de medidas parecen, en teoría, interesantes. El problema es que llegan como moneda de cambio para justificar un impacto que no debería producirse, y en muchas ocasiones estas compensaciones se anuncian, pero no se ejecutan, o llegan tarde y mal.
Recuerdamos que ya existen obligaciones ambientales legales incumplidas en el Delta del Llobregat: desde 2002 se arrastran déficits en la gestión de la ZEPA, y desde 2021 hay un procedimiento de infracción abierto por parte de la Comisión Europea. Estos incumplimientos, según la entidad, deberían resolverse antes de plantear cualquier nuevo proyecto.
No se puede construir sostenibilidad sobre una base de irresponsabilidad. El Delta sufre una degradación estructural. Cualquier propuesta debería ir en la línea de la restauración y la protección, no de la transformación ni del crecimiento del tráfico aéreo, considera la organización.
Es evidente que el Delta se deteriora
SEO/BirdLife y DEPANA, entidad local demandante a la Comisión Europea de las afecciones del proyecto, aportan datos alarmantes: analizando los censos de aves acuáticas invernantes entre 1990 y 2023, la población de aves acuáticas invernantes en el Delta se ha reducido más de un 70 % entre 2002 y 2023. Este descenso coincide con la anterior ampliación del aeropuerto y con el aumento progresivo de infraestructuras y usos urbanísticos.
“Es un caso de manual de lo que no se debe hacer: transformar un espacio natural único y después intentar compensarlo con medidas reactivas. Estamos perdiendo un patrimonio ecológico irreemplazable”, denuncia Cristina Sánchez.
Ni sostenible ni ayuda a la descarbonización
Los promotores defienden que el proyecto estará alineado con el objetivo “Net Zero 2030” de AENA y con las políticas europeas de descarbonización. Sin embargo, para nosotros esta declaración resulta contradictoria. Aumentar la capacidad operativa y promover vuelos intercontinentales implica necesariamente más tráfico aéreo y, por tanto, más emisiones de gases de efecto invernadero.
La ONG considera que no se puede decir que queremos un aeropuerto climáticamente neutro mientras se planifican más vuelos. Es una contradicción insostenible, siendo la aviación uno de los sectores con más impacto ambiental y su crecimiento debería estar sometido a una estrategia de reducción, no de expansión.
La entidad también cuestiona la supuesta ambición ambiental del proyecto, que incluye un Fondo Ambiental del Aeropuerto y el objetivo de crear un aeropuerto referente a nivel internacional en sostenibilidad. En ese sentido, consideran que estas medidas son insuficientes mientras no se resuelvan los problemas estructurales de conservación en el Delta.
Otra novedad del proyecto es el refuerzo de los aeropuertos de Girona y Reus, con conexiones ferroviarias con Barcelona. Las ONG advierten que, más que una medida de descongestión, esta iniciativa forma parte de una estrategia de expansión global del sistema aeroportuario catalán.
“No es una alternativa a la ampliación, sino una extensión del modelo. Se plantea aumentar la capacidad total, no sustituir vuelos. Eso significa más vuelos, más emisiones y más territorio afectado. La interconexión ferroviaria es positiva y necesaria, pero no compensa los impactos globales del modelo que se propone”, asegura Sánchez.
4 demandas muy claras
La entidad lanza un llamamiento claro a las administraciones:
- Detener el proyecto de ampliación, especialmente cualquier actuación sobre La Ricarda o El Remolar, espacios de gran diversidad incluidos en la Red Natura 2000.
- Cumplir con las obligaciones legales pendientes en materia de conservación que conlleve el cierre el procedimiento de infracción europeo.
- Impulsar un plan de gestión integral del Delta, con acciones de restauración y protección realmente prioritarias.
- Reformular el modelo aeroportuario, priorizando la descarbonización efectiva y el respeto a la biodiversidad.
Afirman que se necesitan soluciones pensadas desde la resiliencia ecológica, no desde la rentabilidad inmediata. El Delta del Llobregat es un espacio único a escala europea. Protegerlo no es una opción, es una obligación.
Movilización contra esta propuesta
Por todo esto y más, ZEROPORT convoca una rueda de prensa el jueves 12, a las 11.00, en Lafede.cat – Organitzacions per a la Justícia Global (Tàpies, 1-3; Ciutat Vella, Barcelona), en la que se anunciará la fecha de la movilización contra esta propuesta. En la rueda de prensa se contará con las voces de entidades ecologistas, movimientos por la vivienda, comunidad científica, personas afectadas del Delta y la plataforma ZEROPORT.


















