El quebrantahuesos es un ave icónica y de gran tamaño, puede sobrepasar los 2,80 metros de envergadura, lo que lo convierte en una de las rapaces más grandes de la fauna española y europea.
Un estudio demuestra que el quebrantahuesos se beneficia de la colaboración heteroespecífica para alimentarse, lo que enfatiza la necesidad de conservar a todo el gremio de aves carroñeras para mejorar la situación poblacional del quebrantahuesos.
Los buitres leonados (Gyps fulvus) facilitan la detección y preparación de la carroña para el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), desmembrándola y comiéndose los tejidos blandos para dejar acceso a los restos óseos. Esta la principal conclusión de una investigación de la Universidad de Lleida (UdL), el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE – CSIC) y el Grupo de Investigación en Ecología y Gestión de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) que analiza la relación entre especies y que se ha publicado en la revista Ecosphere.
El equipo de científicos monitorizó 133 carroñas de diferentes tipos (herbívoros y carnívoros) y tamaño (1-100 kilos) mediante cámaras de fototrampeo, tanto en paisajes abiertos como en zonas arbustivas de los Pirineos españoles, para explorar nuevos aspectos sobre la alimentación del quebrantahuesos y relacionar sus hábitos con la transferencia de información social entre especies (heterospecífica) y el comportamiento trófico adaptativo.
Gracias a esta propuesta metodológica, se obtuvieron 240.354 fotografías que cubrieron 3.786 eventos de alimentación, detectándose 44 carroñas explotadas por quebrantahuesos. De estos cadáveres, un 95,5% habían sido explotados previamente por otras especies: un 93,2% por buitres leonados y un 2,3% por águilas reales (Aquila chrysaetos).
«En nuestra zona de estudio, los buitres son facilitadores fundamentales para los carroñeros especializados, tanto para proporcionar indicios visuales sobre la ubicación de los alimentos como para abrir las canales y permitir su acceso al tejido óseo«, explica la autora principal del artículo, Pilar Oliva-Vidal. Los resultados señalan que la actividad de las aves carroñeras se concentra durante las horas de luz (93,7%).
Por lo general, los buitres leonados son la primera especie en llegar a las carroñas (53%), seguidos de los cuervos (24%) y las águilas reales (15%), de modo que los quebrantahuesos se sitúan como tercera, cuarta o quinta especie respecto a su llegada a una carroña.
“Estos resultados muestran que los quebrantahuesos se benefician de la colaboración heteroespecífica para explotar carroñas de tamaño mediano-grande”, destaca el catedrático de la UdL, Daniel Villalba.
El estudio también señala que tanto el buitre leonado como el quebrantahuesos tardaron más en encontrar cadáveres en zonas arbustivas que en los paisajes abiertos. Los buitres explotaron el 80% de las carroñas colocadas en paisajes abiertos y el 61,9% en zonas de matorral. Los quebrantahuesos localizaron y se alimentaron del 48,2% y el 35,9% de estas carroñas, respectivamente.
«Este es el primer estudio que explora cómo las conexiones sociales dentro del gremio de las aves carroñeras influyen en las decisiones de alimentación del quebrantahuesos«, subraya Antoni Margalida. “La dependencia de los quebrantahuesos en los buitres leonados enfatiza que la disminución de la población de los segundos y el cerramiento de los paisajes vegetales por el declive de las prácticas ganaderas tradicionales pueden comprometer el éxito de la alimentación del quebrantahuesos”, añade.
Puedes consultar la publicación científica de este trabajo de investigación en:
- Oliva-Vidal, P., Villalba, D., Colomer, Mª. A., Margalida, A. 2024. Heterospecific visual cues and trophic facilitation processes used by a solitary bone-eating vulture. Ecosphere 15, e4941.