Un grupo de investigadores pertenecientes al CSIC participaron en la 1ª expedición biológica que se llevó a cabo a los yesos del desierto de Gobi. Tras un recorrido de más de 4000 kilómetros los científicos han recolectado multitud de muestras de los más diversos tipos.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha financiado un proyecto para mejorar el conocimiento de los afloramientos de yeso del desierto de Gobi, una de las principales zonas áridas del mundo que, por su carácter inhóspito y de difícil acceso, ha sido muy poco estudiado desde el punto de vista biológico.
Fruto de esta iniciativa, denominada COOPB22018, el pasado mes de agosto se llevó a cabo la primera expedición biológica a esta gran región desértica situada entre el norte de China y el sur de Mongolia, liderada por el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) y en la que han participado la Estación Experimental de Aula Dei (EEAD) y varias instituciones científicas en Mongolia, Armenia, Uzbekistán y Tayikistán.
La expedición ha permitido analizar la estructura y composición de las comunidades vegetales y los suelos de los yesos del desierto de Gobi, y recolectar material para el estudio de la composición mineralógica, edafológica, hidroecológica y elemental de los suelos, así como materiales para conocer las adaptaciones de las plantas y su diversidad.
Investigando el desierto de Gobi
En total, se han recolectado más de 200 especímenes para colecciones de herbario, unas 250 muestras de plantas para análisis químico, casi 100 muestras de suelo y rocas y 30 cilindros para analizar las características hidroecológicas de los suelos. Toda esta información permitirá caracterizar, por vez primera, la diversidad vegetal y edáfica de los yesos del Gobi y avanzar en el conocimiento de los mecanismos que permiten la vida vegetal en condiciones extremas.
La expedición partió de Ulán Bator y, durante 11 días, recorrió más de 4.000 kilómetros, la mayoría de ellos por pistas o campo través, cruzando el desierto de Gobi en busca de diversos afloramientos de yeso. Formaron parte de la delegación tres investigadores españoles (Yolanda Pueyo y Sara Palacio por parte del IPE y David Moret de la EEAD), uno armenio y cuatro mongoles, además de un equipo humano de apoyo.
“Además de haber conseguido datos relevantes para la base de datos global en la que llevamos años trabajando, ha sido muy importante establecer y estrechar colaboraciones con investigadores asiáticos para futuros proyectos. Pero, sobre todo, ha resultado una experiencia vital y profesional muy enriquecedora”, destaca Yolanda Pueyo.
El desierto de Gobi, situado en medio del continente asiático es uno de lo lugares más secos del mundo, por lo que la biodiversidad que lo habita está extremadamente especializada para vivir en condiciones de aridez casi permanente.