En el Día Mundial de las Ciudades 2025, los ecologistas solicitan que se avance en la creación de los marcos normativos que puedan garantizar la integración de la biodiversidad en el desarrollo urbano, tanto a nivel de la planificación de las urbes, como en su diseño.
La realidad es que necesitamos un modelo de ciudad que está basado en soluciones naturales y que sea capaz de mejorar la salud de las personas y de los demás seres vivos, la habitabilidad de las mismas y la resiliencia urbana, especialmente de cara a los diferentes retos: climáticos, económicos, sociales, etc.
Resulta fundamental que las ciudades se adapten a las nuevas circunstancias, especialmente a las que están vinculadas con el cambio climático y sus nefastas consecuencias, dado que a nivel mundial más del 50% de la población está concentrado en ellas y en España el porcentaje es del 80%.
Ciudades, biodiversidad y cambio climático
Con motivo del Día Mundial de las Ciudades 2025, que se celebra el 31 de octubre, los ecologistas animan a repensar el modelo urbano actual e integrar la biodiversidad en el diseño y la planificación de las ciudades. La pérdida de biodiversidad constituye una de las mayores amenazas globales para la sociedad, el medio ambiente y la economía, y la expansión urbana es una de las causas directas.
Más de la mitad de la población mundial y más del 80 % de la población española vive en ciudades. Incidir en sus modelos de desarrollo para favorecer el equilibrio territorial, la integración de la biodiversidad y consolidarlas como espacios de reflexión y acción frente al cambio climático exige incorporar este enfoque en su diseño y planificación a todas las escalas.
Desde la ordenación territorial hasta la arquitectura y los detalles constructivos, pasando por escalas intermedias como la planificación urbanística de barrios, manzanas o bloques, la ciudad debe ser repensada bajo estos principios. Este planteamiento debe abordarse de manera síncrona y coordinada en todos los ámbitos, político, legislativo, técnico, de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) y de participación ciudadana, para avanzar hacia un modelo urbano verdaderamente sostenible, resiliente y conectado con su territorio.
Ciudades independientes y conectadas con el entorno
Parte de los desequilibrios territoriales, tienen su origen en el consumo acelerado de recursos que se concentra en las ciudades. Reducir ese consumo a todos los niveles resulta esencial para disminuir la presión sobre los ecosistemas de los hinterland, las zonas de influencia de las que dependen las áreas metropolitanas para sus intercambios comerciales, de servicios y de comunicaciones.
La reducción del consumo energético debe abordarse también de forma integral, actuando en todas las escalas urbanas. Ello implica transformar el modelo de movilidad, priorizando el transporte colectivo y la movilidad activa, y fomentando esta última mediante una planificación orientada a la proximidad, la accesibilidad y la diversidad de usos.
En cuanto al uso de materiales, también es fundamental actuar para disminuir el impacto ambiental de la construcción, apostando por la rehabilitación del parque edificatorio existente, el empleo de materiales con baja huella de carbono y la priorización de intervenciones mínimas. Siempre que sea posible, deben incorporarse soluciones basadas en la naturaleza, que cumplen con múltiples funciones: fomentan la biodiversidad, minimizan el uso de materiales de alto impacto y contribuyen a generar ambientes más resilientes y saludables.
Biodiversidad y trama urbana
Los ecologistas recuerdan que no se trata solo de reducir y reparar el impacto causado por el crecimiento urbano, sino de construir entornos más habitables, saludables y resilientes, donde la naturaleza sea un elemento estructural. Proteger y fomentar la biodiversidad urbana pasa por fortalecer la infraestructura verde, haciéndola más diversa, multiescalar, equitativa y extensa.
En este sentido, los espacios periurbanos se presentan como piezas fundamentales de la infraestructura verde de las ciudades, ya que constituyen la puerta de entrada de las comunidades vegetales y faunísticas y el enlace entre los espacios naturales y los espacios verdes urbanos. A menudo degradados o infrautilizados, estos territorios representan grandes oportunidades para la conectividad ecológica y el contacto estrecho con la naturaleza.
Aves y modernidad urbana
En nuestras ciudades, muchas especies de aves han encontrado refugio en las construcciones humanas. Golondrinas, aviones, vencejos, cernícalos y gorriones han sustituido los acantilados o las cavidades naturales por aleros, huecos y rendijas en los edificios.
Sin embargo, la modernización arquitectónica, las rehabilitaciones y la falta de medidas preventivas están eliminando estos espacios de cría, comprometiendo gravemente sus poblaciones. Los ecologistas recuerda que cada año se destruyen miles de nidos, a menudo por desconocimiento o falta de planificación, pese a estar protegidos por ley.
Las decisiones arquitectónicas y urbanísticas determinan la biodiversidad que habita nuestras ciudades y, con ellas, nuestra propia calidad de vida. Las ciudades del futuro deben ser más verdes, más habitables y saludables. Integrar la naturaleza en la arquitectura no es un lujo estético: es una necesidad ecológica, social y sanitaria.
Para evitarlo, la organización propone incorporar desde la fase de diseño soluciones constructivas que integren biodiversidad, como huecos en fachadas, tejas adaptadas, cámaras de aire ventiladas o cajas nido integradas en muros, cubiertas y voladizos.
En los espacios exteriores, patios, azoteas y zonas interbloque, se pueden crear pequeñas infraestructuras verdes, como cubiertas vegetales, drenajes sostenibles y plantaciones con flora autóctona, que favorezcan a polinizadores y aves, mejoren el confort térmico y contribuyan a la gestión sostenible del agua.
Medidas concretas para el sector de la construcción
Se plantea medidas concretas para garantizar un cambio estructural en el sector de la construcción:
- Informe previo de incidencia sobre biodiversidad antes de iniciar obras, que evalúe y minimice los impactos sobre la fauna y flora.
- Incorporar un documento básico sobre protección de especies silvestres en el Código Técnico de la Edificación, asegurando que nuevas construcciones y rehabilitaciones sean respetuosas con el entorno.
- Refuerzo del control del cumplimiento de la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad frente a la destrucción de hábitats urbanos.
- Impulso de propuestas normativas innovadoras, siguiendo el ejemplo del Reino Unido, donde se debatió en el Parlamento la obligación de incluir “ladrillos para vencejos” en los nuevos edificios.
Los ecologistas explican lo necesario que resulta buscar formas de convivencia que permitan que la biodiversidad urbana, que cumple un rol muy necesario en el ecosistema, pueda sobrevivir, algo que en estos momentos no sucede, puesto que la ‘modernidad’ está acabando con sus espacios de cría.
Es necesario que el sector de la construcción comience a tomar en cuenta esta necesidad e incluya en sus planes de sostenibilidad a las aves urbanas, esto se puede hacer de muchas forma, pero debe haber normativas que apunten a generar un marco de protección para esta necesaria avifauna citadina. ECOticias.com














