Día Mundial del Pangolín 2023. En los últimos diez años, se han cazado y capturado más de un millón de pangolines, según el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW). Una auténtica masacre poco conocida por el gran público y que alarma a los investigadores. Tanto es así que el pequeño mamífero está hace años en la lista roja de la UICN de animales en peligro de extinción.
A fines de septiembre de 2016, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Vida Silvestre (Cites), que se llevó a cabo en Johannesburgo (Sudáfrica ), decidió actuar. Los 3.500 delegados de los 183 países representados le otorgaron el más alto grado de protección al incluirlo en el Apéndice “I” de Cites. El que prohíbe el comercio internacional.

Muy popular en Asia
Durante muchos años, este animal fue víctima del comercio regulado de especies vulnerables. Un auténtico despropósito que debería desaparecer, porque como medida de precaución no funciona. De hecho, mientras tenía ese rango de protección, las aduanas asiáticas no dejaban de interceptar cientos de pieles y toneladas de carne o escamas de pangolines.
China y Vietnam aprecian particularmente al animal, con cuya carne se preparan platos considerados un lujo. Pero el pangolín también es cazado por sus preciosas escamas de queratina, con el pretexto de que tiene virtudes terapéuticas. En algunos países a este animal (vivo o muerto y disecado) se lo usa para alejar el mal de ojo.
Presente en regiones tropicales de Asia oriental como Vietnam, Malasia o Indonesia, el pangolín también vive en Nigeria y Camerún. Su no peligrosidad y su pequeño tamaño (entre 30 y 80 cm) lo hacen muy fácil de capturar. Muy temeroso y de hábitos nocturnos, el pequeño animal se alimenta de hormigas y termitas utilizando su enorme lengua. Cuando se siente en peligro, se acurruca sobre sí mismo como si fuese una pequeña bola.

La ‘ayuda’ de la COVID-19
Entre los animales que se consideraron fueron probables fuentes de la zoonosis original del SARS-Cov2, estuvo el pangolín. Y ello se debe a que aun estando superprotegido, es víctima de capturas ilegales. Y se tiene la certeza de que en los mercados se trafica con estos animales, por lo que podrían haber pasado el virus a los seres humanos.
Gracias a ello, las capturas fruto de la caza furtiva se redujeron significativamente. Porque los cazadores temían al contagio y porque, por la misma causa, disminuyó la demanda. A día de hoy el pangolín está fuertemente protegido en los países donde aún sobrevive. Pero si continúa la perdida y fragmentación de sus hábitats, este pequeño mamífero folidoto, está condenado a desaparecer.













