La tortuga boba es reconocible por su caparazón en forma de corazón y su cabeza de gran tamaño. Se alimenta de pequeños peces, moluscos, medusas y crustáceos, cuyas conchas es capaz de romper con su poderosa mandíbula.
Muchas especies de plantas y animales viajan a través de los océanos adhiriéndose a su caparazón, convirtiendo a esta especie en un verdadero arrecife flotante. Por causas netamente antropogénicas se encuentra en estado de vulnerabilidad según la Lista Roja de la UICN.
Recuperan dos tortugas bobas en Murcia
La Comunidad ha liberado desde 2010 un total de 50 ejemplares de tortugas bobas que fueron tratadas previamente en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) El Valle. El consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, Juan María Vázquez, liberó esta mañana dos ejemplares subadultos en la playa de Torre Derribada, en San Pedro del Pinatar. Estos dos ejemplares de Caretta caretta son los primeros que se rescatan, recuperan y son puestos en libertad en las costas de la Región de Murcia en 2025.
Juan María Vázquez concretó que a ambos ejemplares se les realizó una revisión clínica pormenorizada, incluyendo pruebas de diagnóstico por imagen, en la que se constató que los animales no presentaban lesiones y se encontraban en buenas condiciones. Posteriormente, fueron trasladados a una instalación de rehabilitación adecuada, en la que se procedió a comprobar su capacidad natatoria y de inmersión, así como que se alimentaban de forma correcta.
Los avisos de localización de estos ejemplares se produjeron consecutivamente el 19 y 20 de febrero. Los ejemplares presentaban una casuística similar, ya que ambos habían interaccionado con artes de pesca, quedando enmallados en un trasmallo, y fueron trasladados a las instalaciones del puerto de San Pedro del Pinatar. Juan María Vázquez agradeció la colaboración de los pescadores de la Cofradía de Sal Pedro del Pinatar, “pues fueron ellos los que las recogieron para que pudieran ser recuperadas”.
El primer ejemplar fue recogido a unos 2,5 kilómetros de la costa de San Pedro del Pinatar, a su llegada al CRFS pesó 31,75 kilos, y el segundo, que pesó 12,6 kilos, fue recogido a cerca de 3 kilómetros en las inmediaciones de la isla del Farallón, en el entorno de Isla Grosa, en San Javier.
Estos dos ejemplares se unen a los cuatro individuos de la misma especie que fueron liberados en 2024, tras ingresar en las instalaciones del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre ‘El Valle’. Para facilitar su seguimiento, se identificaron con un microchip subcutáneo y con una anilla identificativa, dentro del ‘Programa de Marcado de Tortugas Marinas’ dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica.
La tortuga boba (Caretta caretta) se clasifica como vulnerable, según el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y el Catálogo Español de Especies Amenazadas y como en peligro para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Entre sus principales amenazas figura la ingestión de plásticos y diferentes tipos de residuos en flotación, su captura accidental en redes de pesca, el enmallamiento en restos de fibras o sedales a la deriva y, en menor medida, la colisión con embarcaciones o la destrucción y alteración de playas de anidación.
La detección, clasificación y categorización de todas las amenazas relacionadas con esta especie de tortuga se enmarca y son parte de los objetivos que persiguen las actuaciones desarrolladas en el proyecto ‘Profundización en el Conocimiento de las Amenazas que Afectan a los Cetáceos y Tortugas Marinas en la Región de Murcia’, concedido por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) dentro del marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia 2021 financiado por la Unión Europea. Así, se pretende ir un paso más allá en el conocimiento científico de las causas de amenaza que sufren estas especies, con el objetivo de alcanzar una posible subsanación de dichos impactos.
