El plástico libera más de 130 sustancias tóxicas y de algunas de ellas, como el bisfenol A o algunos ftalatos, es probable que una parte de la población haya oído hablar en alguna ocasión, ya que han merecido la toma de algunas decisiones oficiales y titulares en la prensa. Sin embargo, la cantidad de sustancias preocupantes que pueden estar contenidas en los plásticos es enorme. Y realmente, puede sorprender.
En los productos de plástico se utilizan al menos 132 sustancias o grupos de sustancias problemáticas. Entre ellas se cuentan algunas sospechosas de ser cancerígenas o disruptoras endocrinas (es decir, capaces de alterar el equilibrio del sistema hormonal humano, lo que puede inducir numerosos problemas sanitarios).
Entre las sustancias problemática figuran monómetros que forman parte de la propia estructura de los plásticos, retardantes de llama, colorantes, plastificantes endurecedores, anti-oxidantes, catalizadores, disolventes, biocidas, agentes de soplado, etc. De hecho , muchas de ellas ya figuran en la Lista de Sustancias Altamente Preocupantes del Reglamento REACH sobre sustancias tóxicas de la UE. Porque pueden afestar a los seres vivos y al medio ambiente.
Sustancias que se desprenden de los plasticos
Los plásticos pueden contener metales pesados que pueden estar presentes en colorantes (inorgánicos), estabilizadores (estabilizadores ultravioletas y del calor) o catalizadores. Estos y algunos monómeros de los plásticos pueden migrar desde los mismos como es el caso del Bisfenol A en el plástico policarbonato o las aminas aromáticas en la poliamida.
Muchas de las sustancias peligrosas que se usan como aditivos pueden migrar porque no existe una union quimica fuerte entre el plastico y dischas sustancias o elementos. Es lo que pasa, por ejemplo, con algunos ftalatos o con algunos retardantes de llama. Los ftalatos suelen añadirse a los plásticos como reblandecedores y los retardantes de llama para retrasar algo su punto de ignición.
Una situacion muy preocupante
La capacidad de algunas sustancias tóxicas de desprenderse desde los plásticos y los factores que favorecen esa liberación de las mismas es un asunto preocupante. Principalmente porque ese potencial de liberarse incrementa el riesgo de exposición humana a esas sustancias.
También es fundamental saber qué puede pasar con estas sustancias cuando los plásticos se someten a procesos de reciclaje o cuando se convierten en residuos. Una posibilidad de que algunos de los contaminantes que se repasan puedan alcanzar al ser humano es la de que estas sustancias se integren en el polvo doméstico. O simplemente, en el caso de las que son volátiles, en el aire del interior de un edificio, pudiendo ser inhaladas por las personas. Otra, por ejemplo, es que al ser materiales en contacto con alimentos o bebidas puedan ser ingeridas.
Muchas veces la tasa de migración, es decir, de liberación de las sustancias desde el plástico depende de las propiedades físico químicas de la sustancia en cuestión. Y también de factores como la temperatura de ebullición, los materiales con los que esté en contacto ese plástico, etc.
Así, «las moléculas pequeñas, es decir los típicamente monómeros y disolventes residuales pueden migrar rápido. Y esto sucede porque tienen una temperatura de ebullición baja. Algunos monómeros como el formaldehído, el cloruro de vinilo y el etileno son todos gases y tienen una alta tendencia a migrar rápidamente incluso a temperatura ambiente». Otras sustancias no se desprenden tan fácilmente pero no obstante pueden hacerlo (por ejemplo por su mayor o menor solubilidad, por abrasión,etc.)
Datos concretos
No existe mucha conciencia acerca de la complejidad química que puede tener un plástico, ya que pueden habérsele añadido sustancias que como el triclosán o algunos compuestos con estaño, que actúan como biocidas, a fin de que el plástico no sea atacado por microorganismos. Una pequeña parte de esas sustancias podría migrar y en algún caso perdurar en caso de reciclaje o cuando se conviertan en residuos.
Entre las sustancias que pueden haber sido añadidas a los plásticos para este cometido figuran los compuestos orgánicos de estaño -como el tributilestaño o el trifenilestaño- que pueden haber sido añadidas, por ejemplo, a la espuma de poliuretano o al PVC, desde los que pueden liberarse por no estar unidas químicamente a ellos.
Existiendo riesgo de exposición humana por inhalación, absorción dérmica o ingestión. Entre los compuestos organo-estánnicos hay sustancias muy preocupantes, por sus efectos de alteración hormonal a niveles bajísimos de concentración.
Permanencia y agentes químicos
Los agentes de soplado, otro de los tipos de sustancias que se usan en los plásticos, se utilizan -nos dice el informe de la agencia danesa- para crear espumas plásticas como la de poliuretano. Y puede permanecer algo de ellos cuando llegan al consumidor si se da una serie de circunstancias (como podría pasar con algunos CFC que han venido usándose) o la C , C’ – azodi (formamida ) –ADCA– .
Esta última sustancia, por ejemplo, puede ser usada en el PVC, polietileno y resinas epoxi. Como adquiere el estado gaseoso a una temperatura bastante alta, si esta no se adquiere bien durante la fabricación, puede permanecer en los productos finales. Fue prohibida en 2005 en materiales en contacto con alimentos.
Algunos clorofluorocarbonos son usados en las espumas de poliestireno o en las espumas fenólicas. Y al no estar unidos químicamente a las mismas podrían migrar desde ellas en función de diversos factores tales como la temperatura y el tiempo pasado desde la fabricación.
Otro motivo de preocupación son algunos metales pesados que han sido usados como colorantes, estabilizadores y catalizadores. En la UE se ha prohibido o restringido mucho el uso de estas sustancias. Pero en algún caso, por importaciones, podrían llegar a Europa. Algunos de estos metales se han usado para conseguir colores fuertes.
Metales como el plomo, el estaño, el cadmio y el zinc se han venido usando como estabilizadores en PVC. El uso del cadmio y sus compuestos asociados fue prohibido en la UE para los pigmentos y los estabilizadores de los plásticos. Pero puede haber todavía productos elaborados antes de la prohibición. Aunque estos riesgos de exposición no se consideran, en general, demasiado relevantes.
Mercurio, retardantes y más
El mercurio y sus compuestos asociados que pueden usarse, por ejemplo, como catalizador en el poliuretano (uso permitido en algunos países)… podrían migrar. Esto sucede porque no están unidos químicamente al plástico. Y pueden vaporizásrse, entre otras posibilidades, desde un suelo de plástico generando cierto riesgo de exposición humana por inhalación o contacto con la piel.
Otro grupo de sustancias que preocupan son los retardantes de llama que se añaden a los polímeros plásticos y que pueden ser de diversos tipos. En el caso de los retardantes de llama bromados pueden ser un 12-18 % del peso. Son sustancias que en muchos casos podrían migrar con relativa facilidad. Por ejemplo, a la temperatura de funcionamiento, desde los equipos eléctricos y electrónicos.
Ello podría generar exposiciones humanas de cierto relieve. Los retardantes de llama bromados pueden haber sido añadidos a plásticos muy diversos. Cuando los retardantes no han sido añadidos como reactivos (químicamente unidos al material) sino como aditivos (sin unión química al mismo). Y son muy frecuentemente usados en termoplásticos, donde puede generarse más migración. Los polibromodifenilos y los difeniléteres han sido prohibidos o restringidos en productos eléctricos o electrónicos desde 2006. Pero aún pueden estar presentes en muchos productos.
Regulador de la viscosidad
El tris(2-chloroethyl)phosphate (TCEP) ha sido usado como plastificante y regulador de la viscosidad con propiedades como retardante de llama en poliuretano, poliésteres, cloruro de polivinilo y otros polímeros. Tiene como uso principal las resinas de poliéster insaturado (80%). Pero también se usa en resinas acrílicas, adhesivos y recubrimientos.
Puede ser añadido a plásticos como el poliuretano, poliéster, PVC, acetato de polivinilo, polimetilmetacrilato (PMMA), epoxy, poliamida, policarbonato, poliuretano, poliéster termoplástico y poliéster insaturado. No está químicamente unido a los plásticos. Y es semi-volátil por lo que puede haber exposición humana por ingestión (por materiales en contacto con alimentos) o inhalación .
También entre los monómeros, los «ladrillos» con los que se construyen los polímeros, hay sustancias (como etileno, propileno, butadieno y formaldehído) que pueden ser preocupantes. Además a los plásticos pueden añadirse más sustancias para, por ejemplo, iniciar o acelerar reacciones para que se produzca la polimerización. Como los agentes de curado, reguladores de cadena y catalizadores.
También se añaden disolventes reactivos como el estireno. Aunque lo normal es que estas sustancias reaccionen al formar los polímeros, parte de los monómeros y de los compuestos reactivos pueden perdurar en los plásticos finales.
Bisfenol A
Una de las sustancias que más preocupación han generado es un monómero: el bisfenol A (BPA). Este forma parte del plástico policarbonato, de las resinas epoxi y de las resinas insaturadas de poliéster. Pero también ha sido usado como aditivo en la fabricación de otros plásticos como el PVC. O incluso para dar consistencia a la espuma rígida de poliuretano.
Aunque las cantidades de bisfenol A que pueden desprenderse son aparentemente mínimas, existe gran preocupación. Especialmente cuando está presente en materiales en contacto con alimentos. Ya que centenares de estudios científicos asocian la exposición a niveles muy bajos de concentración de esta sustancia con numerosos posibles efectos sanitarios.
Formaldehído
Otro monómero preocupante sería, por ejemplo, según el informe danés, el formaldehído. Está presente en la melamina, las resinas fenólicas, resinas de acetal, polioximetileno, etc. La naturaleza de esta sustancia hace que si una parte de ella queda sin reaccionar se pueda producir una fuerte migración. Y por lo tanto, una posible exposición humana a la misma. También otro monómero, el fenol, podría ser susceptible de liberarse y ser inhalado en algún caso (por ejemplo desde resinas fenólicas).
Con estas sustancias la preocupación es mayor en el caso de las exposiciones laborales, como también sucede con el estireno. Esta sustancia podría migrar desde el poliestireno (PS), poliestireno expandido (EPS), estireno acrilonitrilo (SAN) o acrilonitrilo butadieno estireno (ABS), en los que podrían permanecer en algún caso residuos de la sustancia.
Colorantes y pigmentos
Entre los grupos de sustancias que pueden estar en los plásticos y que merecen la atención del informe figuran también diversos colorantes y pigmentos. Y diferentes estabilizadores ultravioletas, antioxidantes, estabilizadores térmicos y otros compuestos. Su misión es proteger a los plásticos de la degradación inducida por agentes como la luz, el oxígeno, el calor… Para prolongar, en fin, su «vida». Buena parte de estas sustancias permanecerán en los plásticos. Pero una mínima fracción de ellas podrá liberarse. Por ejemplo algunos estabilizadores ultravioleta y algunos antioxidantes.
Hasta 132 son las sustancias o grupos de sustancias de las que habla el informe de la Agencia de Protección Ambiental de Dinamarca. A los plásticos se añaden además otro tipo de sustancias. Que, por ejemplo, sirven para dotarlos de flexibilidad, los plastificantes, que en un plástico blando pueden estar presentes en proporciones de un 10 a 70%.
Parafinas
Entre ellos se cuentan sustancias como los las parafinas cloradas o los ftalatos, siendo estos últimos los que más preocupan por sus efectos sanitarios y lo profuso de su utilización. Han sido usados fundamentalmente en el PVC. Pero también se emplean en otros plásticos como la espuma de poliuretano, acrílicos, poliéster, etc.
Las parafinas cloradas de cadena media (MCCP) pueden ser usadas como plastificantes y como retardantes de llama. Han sido empleadas en plásticos blandos, PVC, poliéster y un largo etc. Y al no estar químicamente unidas al material, pueden liberarse desde él generando exposición humana.
También hay una serie de sustancias que se usan como disolventes. Durante el proceso de polimerización, y aunque la mayor parte de ellos se evaporan pronto, en algún caso podría quedar algo de ellos en los productos. Por ejemplo el 2-Methoxyethanol usado en resinas epoxi y acetato de polivinilo. O el tricloroetileno usado en la fabricación del PVC y el cloruro de metileno, que ha sido empleado en el policarbonato, las resinas de poliuretano (PUR) y otros usos. Además del 1,4-dioxane utilizado en polímeros basados en la celulosa o polímeros de polivinilo.
Escasa información
Hay además otras muchas sustancias de las que habla el informe y que han sido usadas en plásticos pertenecientes a las categorías citadas y a otras. Por ejemplo el ácido perfluorooctanoico (PFOA) y compuestos similares usados -como agente dispersante- en plásticos especiales del tipo del polifluoretileno (PTFE).
No estaría químicamente unido al material y podría desprenderse a altas temperaturas, por ejemplo desde el recubrimiento antiadherente de una sartén, pasando al alimento. También algunos hidrocarburos aromáticos policiclicos (PAHs) pueden estar presentes como impurezas en algunos plastificantes de los plásticos blandos o en otros plásticos como el acronitrilo butadieno estireno (ABS) y el polipropileno (PP). Singularmente en algunos plásticos negros. Pueden esperarse pequeñas migraciones de estas sustancias.
En fin, muchas, hasta 132, son las sustancias o grupos de sustancias de las que habla el informe de la Agencia de Protección Ambiental de Dinamarca. Los autores del estudio advierten sobre la escasa información precisa que se tiene acerca de las tasas de migración desde los plásticos de muchas sustancias tóxicas por lo que se recomienda que se estudie la cuestión con más detalle.
Solo se dispone de algo más de información de algunas de ellas, como ciertos metales pesados, ftalatos o retardantes de llama y es a veces muy incompleta. Así, por ejemplo se cree la tasa de migración del DEHP, una sustancia perteneciente al grupo de los ftalatos y que preocupa mucho por estar asociado a problemas reproductivos, puede oscilar entre un 0,1 a un 1% por año.
Prohibidos en Dinamarca
Dinamarca es un país con un alto grado de conciencia acerca de los riesgos de las sustancias tóxicas químicas a las que nos podemos exponer cotidianamente y ha dedicado medios a estudiar la potencial exposición humana a algunas de ellas como sucede con los ftalatos, sustancias de las que cada año se mueven más de un millón de toneladas en Europa, sobre todo para su uso en los plásticos.
Este país ha promovido, por ejemplo, una Estrategia de Ftalatos e incluso la prohibición de algunos de ellos (en concreto los ftalatos DEHP, DBP, BBP y DIBP) al estimar que las medidas adoptadas en relación a estas sustancias a nivel europeo no estaban sirviendo para controlar los riesgos derivados de la exposición humana a las mismas. Especialmente, se argumentaba, si se tenían en cuenta los efectos de la exposición conjunta a los cuatro ftalatos (al tener ésas sustancias el mismo tipo de efecto en el organismo).
El país nórdico decidió prohibir dentro de su territorio la puesta en el mercado de artículos con ésos cuatro ftalatos en concentraciones por encima de 0.1% en una amplia gama de productos para uso en interiores que pueden estar en contacto con la piel o las membranas mucosas .
Malditos ftalatos
Algunos ftalatos, como sucede también con otras sustancias disruptoras endocrinas que también pueden estar presentes en los plásticos, podrían causar efectos a niveles muy bajos de concentración. Aunque buena parte de la población europea permanece en la más absoluta ignorancia acerca de los riesgos que pudiera entrañar la presencia de estas sustancias en algunos plásticos -por ejemplo cuando están en contacto con alimentos (especialmente si se calientan y son grasos). O simplemente cuando integran parte de las superficies del interior de una vivienda-, lo cierto es que se han realizado muchos estudios científicos que señalan hacia la existencia de riesgos diversos asociados a estas sustancias.
Así por ejemplo, algunos ftalatos han sido ligados a efectos como alteración de la calidad del semen, daños en el ADN de los espermatozoides, reducción de hormonas sexuales en varones adultos, infertilidad, alteraciones en las hormonas masculinas de niños pequeños ligadas a los niveles de ftalatos en la leche materna, acortamiento de la distancia ano-genital en niños varones (tomada como síntoma de virilización incompleta), ginecomastia en adolescentes varones, bajo peso al nacer, endometriosis, obesidad abdominal, resistencia a la insulina, alteraciones de conducta, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, menor inteligencia, partos prematuros…
Problemas de salud
Algún estudio ha encontrado, por ejemplo, una asociación entre la presencia de determinados materiales en el hogar, como el PVC (frecuente fuente de exposición a ftalatos en las casas) y el riesgo de obstrucción pulmonar, asma y alergias . Y esto es solo lo que se refiere a los ftalatos que son tan solo uno de los tipos de sustancias que pueden estar presentes en los plásticos.
Lo que el estudio danés sugiere es que el tema de los plásticos, la determinación de las sustancias presentes en ellos, su capacidad de desprenderse de los mismos y consiguientemente de causar una exposición humana a los mismos es algo que debe ser seguido muy de cerca.