Productos con sustancias prohibidas en la UE siguen fabricándose y exportándose a terceros países

Publicado el: 27 de septiembre de 2024 a las 13:34
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Son más de cien, las organizaciones que han solicitado a la Unión Europea que prohíba de una vez por todas la fabricación de productos peligrosos por parte de países miembros, que, si bien no se pueden vender dentro de la Comunidad, se exportan a naciones extracomunitarias. Lo que desde Hogar sin Tóxicos califican de evidente doble rasero.

Un informe titulado El doble rasero tóxico: cómo Europa vende al resto del mundo productos considerados demasiado peligrosos para los europeos, dado a conocer recientemente y apoyado por 117 organizaciones ambientales, denuncia que numerosas empresas de la UE exportan productos peligrosos cuya comercialización está prohibida en el territorio comunitario a países con normativas más laxas.



Los productos exportados van desde pesticidas altamente peligrosos a juguetes inseguros, pasando por ciertos plásticos de un solo uso, entre otros artículos. El informe está impulsado por organizaciones como Amnistía Internacional, la Red Internacional de Derechos de la Infancia y Greenpeace, entre otras.

Según Carlos de Prada, responsable de Hogar sin tóxicos, una de las entidades firmantes del documento, “no es de recibo que, si en la UE se prohíben productos químicos porque se sabe que causan daños en la salud de las personas, se permita mediante la existencia de vacíos legales nada inocentes, que esos productos se sigan produciendo y vendiendo fuera, sin consideración ninguna al daño a la salud de personas de otros países, solo porque no sean ciudadanos de la UE”.



La normativa de la UE sobre tóxicos es deficiente, pero, como se dice en el informe, es sin duda mejor que la de otras zonas del mundo, dado que contempla la prohibición de uso de algunas sustancias tóxicas asociadas a problemas de salud como el cáncer, la infertilidad, problemas hormonales y de inmunidad, etc. El problema es que esa prohibición no se aplica igualmente a los productos que son exportados a países no pertenecientes a la UE

Según Carlos de Prada, “lo que sucede revela una falta de escrúpulos manifiesta, tanto por parte de las empresas que se lucran vendiendo tales productos tóxicos como por parte de las autoridades que lo toleran. Sobre todo, sabiendo que algunos de los países a los que se exportan tienen menos medidas de seguridad y unas leyes que protegen mucho peor la salud de las personas frente a este tipo de riesgos, y por lo tanto, los daños que se pueden causar son mucho mayores. Si esos productos son peligrosos en la UE, mucho más pueden serlo fuera de ella precisamente por esa falta de protección”.

El ejemplo de los pesticidas

El informe detalla algunas de las lagunas legales que permiten que las empresas se beneficien con la exportación de productos nocivos dañando el medio ambiente y la salud de las personas que viven fuera de la UE, “en particular en los países de ingresos bajos y medios”.

Un ejemplo es lo que sucede con el Reglamento de pesticidas de la UE. Aunque, como otras normas comunitarias, tiene serias deficiencias, ha supuesto la prohibición de algunas sustancias peligrosas, pero solo para su uso en la UE, de modo que algunos de los peores venenos dañinos para la salud de las personas son exportados en grandes cantidades a países donde las medidas de protección más elementales pueden ser mucho más precarias e incluso no existir.

Una investigación publicada en 2020 denunció la exportación de más de 80.000 toneladas de pesticidas que contenían sustancias que están prohibidas en la UE. A día de hoy, lamentablemente, no hay una normativa comunitaria que prohíba la exportación de estos pesticidas peligrosos.

El documento expone que cada año se producen millones de casos de intoxicación aguda por plaguicidas, principalmente en países de ingresos bajos y medios, donde gran parte de la población se dedica a la agricultura o reside cerca de campos agrícolas, y donde los plaguicidas se aplican sin la protección adecuada para los trabajadores.

Preocupan especialmente las poblaciones de los países importadores, en particular los niños. Debido a sus cuerpos más pequeños, su rápido crecimiento y sus hábitos de comportamiento particulares, los niños son los más afectados por las sustancias nocivas, incluso en dosis muy bajas.

Su exposición tiene efectos adversos irreversibles y a largo plazo sobre su salud, incluidos (entre otros) cánceres infantiles o diabetes. “¿Acaso debe importarnos menos lo que le suceda a un niño porque viva en un país que no esté en el privilegiado club de la UE?”, plantea de Prada.

Venenos de ida y vuelta

Por otro lado, como se revela en el informe, esa exportación de sustancias peligrosas prohibidas en la UE puede también acabar afectándonos a los europeos en alguna medida, por ejemplo, a través de importaciones de productos alimentarios que pueden estar contaminados con esas sustancias.

Según otro documento publicado estos días por la organización PAN Europe[ix], basado en los datos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se ha detectado en los alimentos europeos la presencia de al menos 69 pesticidas peligrosos prohibidos en la UE.

Entre los productos en los que más frecuentemente se han detectado tales pesticidas prohibidos destacan el café, el té, las especias y las legumbres. Los alimentos importados tenían, de media, el doble de probabilidades de contener pesticidas prohibidos que los cultivados en la propia UE, aunque en el caso de algunos alimentos la probabilidad era incluso muy superior.

Los cinco principales países exportadores con las tasas más altas de muestras con pesticidas prohibidos por la UE fueron India, Uganda, China, Kenia y Brasil. En opinión de Carlos de Prada, “se trata de un singular efecto boomerang por el que nos vuelven los venenos que exportamos y que debe ser otro motivo para poner fin a tales prácticas”.

También los juguetes

Otro ejemplo es el de los juguetes. En estos momentos la Comisión Europea planea mejorar la normativa de seguridad de los juguetes para prohibir las sustancias cancerígenas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción en estos artículos y proteger así mejor la salud de los niños europeos. Sin embargo, según se denuncia en el informe recién publicado, las normas siguen permitiendo a los fabricantes de la UE producir juguetes menos seguros para venderlos fuera de la UE.

En el informe se apunta, por otro lado, que incluso dentro del propio mercado de la UE, donde se aplican las normas sobre seguridad de los juguetes, no es posible cuantificar la proporción exacta de juguetes inseguros que se venden.

En el caso de las exportaciones, se dice que existe una falta similar de disponibilidad de datos: en este momento, nadie comprueba si los juguetes exportados desde la UE incluyen características peligrosas que no están permitidas en los juguetes vendidos en la UE.

El informe menciona también que la Directiva 2019/904 de la UE prohíbe la comercialización en Europa de determinados productos de plástico de uno solo uso, pero no impide la producción de esos artículos para ser exportados fuera de la UE.

Aparte de esta “doble moral”, como lo califica Carlos de Prada, se trata de un fenómeno que no contribuye a resolver el problema global de la contaminación plástica, especialmente en los mares y océanos, “que también puede tener repercusiones sanitarias negativas debido a la incorporación de los tóxicos de los plásticos en las cadenas alimentarias marinas”, explica.

Además, se cita el ejemplo del plomo, muy restringido en la UE a través del Reglamento REACH, a causa de su toxicidad. Según el Banco Mundial en 2019 el plomo habría causado más de 5 millones de muertes prematuras a nivel mundial. Sin embargo, según el documento, la UE sigue exportando grandes cantidades de plomo y sus compuestos a países de África, Sudamérica o Asia.

Doble rasero y violación de los derechos humanos

El informe denuncia que permitir que productos que no se consideran seguros para los europeos se exporten a otros países supone una violación de los compromisos de la UE a favor de los derechos humanos a nivel mundial.

Sin embargo, tan solo en 2020 más de 560.000 toneladas de productos químicos peligrosos prohibidos o severamente restringidos en la UE se exportaron desde la UE a otros países, según datos de la Agencia Europea de Sustancias Químicas citados en el documento.

Como se dice en el informe, “exportar a otros países productos que los legisladores de la UE han considerado inseguros para los europeos es hipócrita, cruel, injusto e intolerable. Un producto que es inaceptable para el mercado de la UE, debido a sus impactos en la salud, los derechos humanos, el medio ambiente o el clima, también debe ser inaceptable para los mercados de los socios comerciales de la UE, y para sus personas y ecosistemas.

Estos dobles raseros deben abordarse mediante la voluntad política. Las lagunas descritas en este informe se encuentran en diferentes leyes de la UE, pero se pueden cerrar simultáneamente con una única ley transversal”.

El informe detalla algunos ejemplos de cómo la UE aplica también el mismo doble rasero en otros ámbitos diferentes del de las sustancias tóxicas. Por ejemplo, en relación a determinados productos con sistemas de inteligencia artificial que pueden plantear una amenaza a los derechos fundamentales de las personas. Se prohíben en Europa, pero se consiente que las empresas con sede en Europa los produzcan y exporten a otros países, por ejemplo, a China.

Otro caso citado es el de las jaulas en batería crueles para gallinas ponedoras. Están prohibidas en la UE desde 2012, pero algunas empresas las siguieron produciendo y exportando a países asiáticos. Un ejemplo más es el de la normativa que prohibirá la obsolescencia prematura de artículos como los teléfonos móviles siempre, eso sí, que estos sean destinados a venderse en Europa, pero no si se comercializan fuera de la UE.

Sin embargo, en el informe se recuerda que sí existen precedentes de normas que prohíben la exportación de productos tóxicos, como es el caso del Reglamento de la UE sobre el mercurio, que prohíbe la exportación de determinados productos con mercurio añadido, como ciertas lámparas.

Las organizaciones se han manifestado en contra de estas prácticas y las han denunciado en repetidas ocasiones. Es de esperar que, tras la presentación del informe, quienes toman las decisiones respecto a este tipo de productos resuelvan el tema de manera ética y justa.