Los coches eléctricos son el futuro, en España y en el resto del mundo. De hecho, ya se perciben los primeros pasos de la sociedad y las administraciones públicas en este sentido.
Las restricciones de tráfico experimentadas en Madrid y Barcelona durante los últimos meses debido a la excesiva contaminación son buenas muestras de ello. Incluso muchos ya se animan a vender su vehículo lo antes possible y apostar por uno ecológico.
Es imposible saber si esto se producirá a corto, medio o largo plazo debido a la revolución económica que supondrá dicha transición y a la falta de avances técnicos fundamentales. Sin embargo, se sabe a ciencia cierta, sobre todo en el caso de España, que hay recursos eléctricos suficientes y que se necesita reducir los niveles de contaminación con relativa urgencia.
El impacto que tendrá la implantación del coche en España y en el resto del mundo será colosal. Por un lado, llegará el turno de nuevas marcas que llevan años adaptándose y trabajando en este tipo de vehículos que sustituirán a las convencionales que han seguido apostando por los motores de combustión.
Debido a la simplicidad y falta de mantenimiento de los vehículos eléctricos, es muy posible que la sociedad asista al cierre masivo de talleres mecánicos. Pero, sin duda, el impacto más importante tendrá lugar en un plano macroeconómico. Y es que, hoy en día, el petróleo es una de las bases que mueven la economía española. No por su producción, pero sí por su consumo.
Hay que decir que el 50% del petróleo que llega a España lo hace en forma de combustible para vehículos. Como consecuencia de la sustitución de estos por eléctricos, este consumo desaparecerá por completo. Si se tiene en cuenta que solo el 10% se emplea para generar electricidad en nuestro país, resulta evidente que, debido a la subida de precios que generará la devaluación de la demanda, España no tardará en buscar vías alternativas.
Por su parte, España, capaz de generar 10 GW anuales gracias al complemento que supone la energía hidráulica y eólica, padece una sobreproducción energética que está provocando el elevado precio de la factura de la luz actual. Sin embargo, la irrupción del coche eléctrico podría paliar esta situación. Además, puesto que lo normal es que los vehículos se carguen mientras están aparcados, lo normal es que acaben actuando como productores de la red eléctrica cuando llegue al 100%.
Si a todo esto se añade que el 80% de la contaminación de las grandes ciudades es provocada por los vehículos de combustión, resulta obvio que el conjunto de la sociedad se vería beneficiado. Sin embargo, las reticencias de un sector financiero temeroso a cambiar el canon establecido y la tardanza de determinados aspectos técnicos clave son los factores que están propiciando el retraso de un cambio de sistema que, sin duda, va a llegar tarde o temprano.