Las páginas amarillas, a diferencia de cosas como el ‘despilfarro’ o el ‘CO2′, son tangibles. Las páginas amarillas también representan un buen ejemplo de las dos cosas: CO2 y despilfarro. De cómo la gente recibe de manera absurda algo que ni necesita ni solicita.
Puede que San Francisco lo consiga. Si lo hace, sólo tendrá que obligar a las empresas a preguntar a sus clientes si necesitan o no las guías, antes de dejarlas apiladas en las puertas. Sólo eso. Así de fácil.
(o qué difícil es todo)
Vía :: Treehugger