El informe «Sueños de bolsillo» analiza quiénes son los jóvenes que llegan a España con estos anhelos y, en algunos casos, con un componente transversal de aventura adolescente, deseo de conocer mundo y experimentar. Aunque la mejora económica es el principal objetivo para los menores procedentes del Magreb y África subsahariana, no es el único para todos.
Cada año, menores de 14 a 16 años, con buenas relaciones familiares y, a menudo, experiencia laboral en su lugar de origen, llegan al país para labrarse un futuro. En otros casos, buscan mejorar sus expectativas sociales, tener una oportunidad en el ámbito deportivo, posibilidad de estudiar o desempeñar profesiones artísticas. En este segundo caso, la edad mínima de los jóvenes se eleva hasta los 16 años.
Cuando huyen de una situación de violencia en el país, con frecuencia, no piensan en España. Son pocos quienes solicitan asilo. «La mayoría proceden de países del África subsahariana», precisa el informe, que recoge, además, la carencia de un protocolo específico para menores solicitantes de asilo.
Respecto a las jóvenes, ellas han formado parte por primera vez de una investigación debido al cuarto de los motivos para emigrar: huir de situaciones familiares de conflicto. Las menores ven en esta salida la posibilidad de dar la espalda «a un ambiente hostil y liberarse del rol de subordinación de las mujeres en sus contextos de origen».
El informe contaba con varios objetivos. Se planteaba conocer más acerca de este fenómeno, analizar las nuevas nacionalidades de los menores que llegan a España (Marruecos ha sido el país habitual de procedencia) e investigar la incipiente feminización, de jóvenes y adolescentes que hasta hace unos años no tomaban parte en estos procesos.
Dónde acuden
Este estudio es el primero de ámbito español, si bien para realizarlo se seleccionaron las principales comunidades autónomas en cuanto a recepción de menores migrantes no acompañados (MMNA): Cataluña, País Vasco, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana. Andalucía y Canarias son lugares de entrada y de paso por excelencia, pero en ellos las cifras de establecimiento son inferiores. Los datos se recogieron entre 2006 y 2008, mientras que la redacción tuvo lugar en 2009, por lo que, advierte el informe, «puesto que la migración de menores no acompañados es un fenómeno dinámico y cambiante, la realidad actual puede no coincidir con los resultados que se exponen», aunque sí da una visión muy aproximada de ésta.
Los menores proceden en su mayoría de Marruecos, Rumanía, Senegal, Argelia, Mali, Gambia, Ghana, Guinea Conakri, Mauritania y Costa de Marfil. A Ceuta y Melilla llegan, sobre todo, procedentes de Marruecos. En Comunidad Valenciana y en Andalucía destacan los menores de Rumanía, en Extremadura y en Canarias proceden de Senegal, y en País Vasco son más numerosos los menores de origen argelino.
En las citadas comunidades, varias organizaciones llevan a cabo tareas de protección y asesoramiento de los menores, entre otras. En Valencia, la Associació Valenciana d’Ajuda al Refugiat, AVAR, proporciona atención integral a las necesidades específicas de menores inmigrantes, recursos tutelados y de emancipación para los menores cuya guarda ejerce y desarrolla proyectos de cooperación internacional al desarrollo para prevenir la emigración juvenil indocumentada. En Madrid, Dianova facilita acogida de urgencia, programa residencial y programa residencial de inserción socioprofesional para menores extranjeros no acompañados.
Otras entidades, como Save the Children, han reclamado la necesidad de «poner los derechos y necesidades de los niños y niñas por encima de otras cuestiones de tipo económico y de gestión de recursos», ya que son menores de edad que carecen del cuidado de un adulto. En su opinión, pese a las diferencias registradas en las comunidades autónomas sobre la protección de estos menores, es obligatorio cumplir la normativa internacional. «Aplicando la Declaración de los Derechos del Niño, los menores extranjeros tienen derecho a recibir la asistencia adecuada para cubrir sus necesidades físicas y emocionales», estima
Falta de información fiable
La tarea de elaborar el informe ha recaído en el grupo de investigación IFAM (Infancia y Familia en Ambientes Multiculturales), de la Fundación Pere Tarrès, y ha contado con la participación de UNICEF, que en 2009 publicó «Ni ilegales ni invisibles», un informe que recoge una parte de los resultados de esta investigación y que asegura que en la actualidad se carece de información fiable para conocer el número de niños extranjeros en España, así como su situación.
AZUCENA GARCÍA – www.consumer.es – EROSKI