El proceso de elaboración de papel artesanal tiene varias particularidades que lo diferencian del industrial al que se someten los materiales para fabricar las hojas comunes. La técnica empleada se basa en la recolección de plantas blandas, “luego se someten a un proceso de hidratación para después ser cocidas con cenizas de madera. Las lavamos y les hacemos un tratamiento mecánico en la Pila Holandesa, una máquina diseñada para esta tarea. Las fibras celulósicas que forman el papel se desfibrilan después de varias horas de tratamiento”, detalla la profesora Burgos.
Cuando la fibra, es decir la pulpa de papel, está lista, se lleva a una pileta y se diluye en un 95% de agua y un 5% de fibra. Por inmersión se introducen unos bastidores que recogen esa fibra, se deja drenar el agua y queda lista la futura hoja que se vuelca sobre unos fieltros, se prensa y se deja secar. Una vez finalizado este proceso, se obtiene el papel.
La elección del empleo de cenizas de madera en lugar de soda cáustica surgió luego de someter a exámenes con microscopios electrónicos la pulpa obtenida: “Comprobamos que las cenizas de madera no atacaban a la celulosa, dándole una durabilidad de más de 1000 años al papel, beneficio que no se obtiene con la soda cáustica y el cloro para decolorar, ya que queman la cadena molecular de la celulosa. Las fibras trabajadas con las cenizas de madera tienen más larga vida que las procesadas con soda cáustica”.
Desde marzo de este año, los responsables del proyecto investigaron diferentes métodos para crear celulosa ecológica y técnicas para dar efectos, volumen y texturas al papel fabricado. Burgos destaca no sólo el costado ecológico de este método de fabricación sino también el artístico. “Cuando hablo de papel, no me refiero a la hoja lisa, neutra y sin expresión que estamos acostumbrados a usar. A partir de este método, el artista puede crear sus obras ya desde la selección de la planta que va a utilizar. Cada vegetal tiene cualidades propias: hay plantas con mucha cera como la ristra de ajo o el tronco del banano y la totora, y otras como la cortadera que son absorbentes, buenas para la impresión, por ejemplo”.
“La idea de hacer papel a mano permite pasar de una superficie sin expresión a un soporte expresivo, ya que pintamos con pulpas de colores, agregamos texturas y relieves, hacemos estructuras tridimensionales, imprimimos, dibujamos sobre un material que posee un lenguaje propio” completa la especialista.
Movimiento ecologista
La técnica de elaborar el papel surgió con fuerza en Estados Unidos en 1970: muchos artistas comenzaron a darle importancia al hecho de rescatar el papel en el reciclado, dando inicio a un movimiento ecologista.
“Empezaron a buscar plantas que permitieran hacer papel para que dejaran de talar árboles y esto es lo que inició la búsqueda histórica de papeleros antiguos, técnicas nepalesas, indias… gente estudiando por el mundo a los japoneses y sus secretos y todo sobre el uso del papel en el siglo XV en Europa”, explica Burgos. Así, en la actualidad, existe una gran comunidad de artistas en el mundo que participa en eventos e intercambia sus papeles, fibras, pigmentos y es particular de cada uno que haga el material con las plantas que son originarias de su tierra.
El proyecto contempla aplicar las técnicas investigadas en diversos emprendimientos, como un centro donde se pueda procesar el material de descarte, una planta de papel artesanal con producción y venta de todos los materiales: pigmentos, aditivos, suplementos para hacer papel artesanal, y venta de hojas hechas a mano con el sello de la Universidad Nacional de Cuyo. “Ahora investigamos qué pigmentos orgánicos, inorgánicos, sintéticos, colorantes vegetales tienen permanencia en el tiempo y resistencia a la luz, cuáles poseen mejores propiedades, cómo se fijan, cómo usarlos, qué es lo que nuestro mercado nos ofrece”, aclara la profesional, y concluye: “Tenemos pensado fabricar pigmentos con mica, dióxido de titanio, óxido de hierro, para ver si logramos algunos tonos con nuestra materia prima local”.